Indicadores de rendimiento ¿Cuál es el mío?
Hace unos siglos, por allá el s. XVIII, alguien no tuvo mejor ocurrencia que crear la máquina de vapor sin imaginar todo lo que acontecería tras su llegada. Y es que revolución industrial llaman a esa época en la cual la sociedad dio un vuelco tremendo en todos los aspectos, desde las zonas de residencia (del campo a la ciudad), hasta en la forma de entender el día a día, con nuevas preocupaciones, nuevas necesidades, nuevas formas de vivir y trabajar. Y como no, nuevas formas de entender la productividad y el rendimiento.
Ilustración 1. Extraída de El Deporte - La sociedad industrial del S. XIX.
En esta sociedad de finales del s. XVIII y principios del s.
XIX surge la necesidad imperante de producir cuanto más cantidad y de mayor
calidad a menor coste, mejor. ¿Nos suena esto de algo? La fábricas necesitaban
producir lo más rápido posible, evaluar la forma más eficiente de obtener los
resultados deseados, y con ello establecer indicadores de producción… Oh, nos
acercamos, ¿Qué indicador es vital para evaluar esto? La velocidad, el ritmo.
El deporte moderno no podría existir tal y como lo conocemos
sin esta etapa, y si no que se le comenten a todos esos equipos de fútbol
surgidos como forma de representación interregional de los grupos de trabajo de
las fábricas, o de las iglesias. Sin esta etapa social, en la que el
rendimiento necesitaba ser medido y evaluado para poder mejorar, nunca hubiera
surgido la cultura de la búsqueda del récord y la superación.
Pero dejémonos de historietas introductorias por las que se
puede divagar, y mucho. A día de hoy, existen muchos y muy diferentes deportes,
y cada uno de ellos presenta unas necesidades bioenergéticas y neuromusculares
diferentes, por lo cual requerirán de una preparación específica distinta entre
sí, y de forma congruente a ello, cada deporte dispondrá de unos
marcadores/indicadores a través de los cuales podremos evaluar de una forma más
o menos precisa nuestro rendimiento.
Ilustración 2. Extraída de LEE, S. (2019).
COMPRENDIENDO LOS INDICADORES DE RENDIMIENTO
Cuando realizamos ejercicio físico, nuestro organismo necesita
adaptarse a las necesidades fisiológicas que se requieran para ofrecer una
respuesta, según sea esta respuesta de próxima o lejana del objetivo podremos
hablar de un rendimiento mayor o menor.
¿Cómo podemos evaluar el rendimiento? ¿Siempre por medio de
la velocidad? ¿Siempre por medio de la frecuencia cardíaca? ¿Siempre por medio
de la fuerza? ¿Potencia? ¿Cadencia de zancada? … Ostras, pues si que hay, ¿Qué
te parece si antes de eso, les ponemos orden?
Los indicadores de rendimiento los podemos valorar desde dos
perspectivas, la interna y la externa. Vamos a usar unas definiciones de ‘andar
por casa’ para facilitar al máximo su comprensión, pero que sean de ‘andar por
casa’ no significa que sean imprecisas, solo que son sencillas. Los indicadores
internos son aquellos que hacen referencia a los efectos del ejercicio sobre
nuestro organismo, o dicho de otra forma hacen referencia a la manera en que
nuestro organismo se adapta a dicho esfuerzo. Por el lado opuesto, los
indicadores externos son aquellos que hacen referencia a la manifestación
externa de nuestro organismo al satisfacer la demanda del esfuerzo.
Comprendido esto, veamos cómo esto nos permite ver ahora de
un modo diferente. Indicadores de rendimiento internos: frecuencia cardíaca,
VO2, producción/acumulación/remoción láctica, coeficiente respiratorio, aportación
metabólica (lipolítica, glucolítica aeróbica o anaeróbica, fosfagénica, o cuerpos
cetónicos).
Indicadores de rendimiento externos: velocidad, fuerza,
(fuerza * velocidad = potencia), cadencia, distancia, pendiente, tiempo, …
Bien, ahora que se dibujan los indicadores de rendimiento
con algo más de claridad, vamos a tratar de comprender que tipos de deporte
existen no desde la perspectiva de su naturaleza si no de sus demandas
específicas. No daremos cuenta pues, que no es lo mismo una persona deportista
de balonmano que de triatlón, y ninguna de esas personas es más deportista que
la otra, en cambio, sus deportes presentan un escenario muy diferente.
Ilustración 3. Extraída de Peñalver, D. (2020).
COMPRENDIENDO LOS DEPORTES Y SUS NECESIDADES
El deporte en general requiere de una condición física de
salud, pues sin salud no existe rendimiento, por lo cual, una vez tenemos una
base de salud y buenos hábitos diarios, puede llegar el momento de acometer la
especialización en un deporte concreto, y esto nos lleva a dos necesidades
fundamentales: comprender cuales son las capacidades condicionales de las
personas, y a comprender cuales son las demandas básicas y específicas del
deporte que escojamos.
Si bien hasta no hace mucho se consideraban varias
capacidades condicionales en las personas de forma diferenciada y cuasi distantes:
flexibilidad, velocidad, fuerza y resistencia; son muchos lxs autorxs que
defienden actualmente que solo existe una única capacidad condicional, la
fuerza. Stop, no nos hemos vuelto locxs, no están esxs autorxs despreciando la
importancia de la resistencia, la velocidad o la flexibilidad, lo que están
haciendo es reinterpretarla, y ahora, con lo que expondré, se podrá ver con
otros ojos esta nueva perspectiva.
¿Qué es la fuerza? La capacidad de contraer un músculo, en
su definición más simple y reduccionista, eso es la fuerza. En base a esa definición,
asumiéndola, podemos comprender que al flexionar el dedo gordo del pie estamos
haciendo fuerza, unos músculos se contraen y producen una fuerza capaz de
vencer a una ínfima resistencia y con ello generar un movimiento de flexión.
Y es que de hecho, a ese nivel de reduccionismo pretende
llegar esa definición, cualquier contracción muscular es fuerza, y si ahora
logramos disociar el concepto tradicional de que la fuerza es levantar muchos
kilos en alto, nos daremos cuenta de que este concepto más moderno nos otorga
la posibilidad de comprender la velocidad como la aplicación o producción de
fuerza en un periodo de tiempo, la resistencia como la capacidad de mantener o
sostener (de forma repetida o no) la una misma producción de fuerza en el
tiempo, y la flexibilidad como la capacidad de no producir fuerza en ese
músculo para que éste se elongue.
Ostras, ¿pero y yo como corredor(a) cómo voy a mirar cuántos
newtons hago en cada pisada? Exacto intrépidx corredor(a), la definición de la
fuerza nos permite comprender el resto de capacidades fundamentales del
organismo desde una perspectiva más ecológica, en lugar de una tan
diferenciadora, pero no pretende sustituir una capacidad por otra. Hasta ahora,
se hablaba de velocidad como si no tuviera relación ninguna con la resistencia,
pero en realidad ¿No hay resistencia en aguantar 10” a 40 km/h como Usain Bolt?
Si, hay una resistencia de 10”, y ¿No hay velocidad en una persona maratoniana?
Pues claro, si no estaría inmóvil. Y ambas ¿Han hecho fuerza? Evidentemente sí,
de lo contrario no se habría producido movimiento alguno.
Ilustración 4. Extraída de Yo elijo cuidarme. (2019).
Bien, comprendida ahora esta nueva perspectiva y anticipados
algunas de las críticas que podrían surgir, sigamos investigando sobre los
deportes. La clasificación que vamos a proponer en esta entrada no se basa
verdaderamente en ningún(a) autor(a) concretamente, pues la intención es
ofrecer una visión holística de los mismos que permita a cada lector configurar
su propia visión de las categorías deportivas existentes.
Deportes de reacción: son deportes en los que importa la
velocidad de reacción y la resistencia a la fatiga anaeróbica aláctica, como
pueden ser los deportes de lucha, pues en estos deportes los movimientos
rápidos e intensos que se producen generan una gran demanda de ATP-PC.
Deportes de resistencia: son deportes como el ciclismo, el
atletismo, la natación, donde encontraremos diferentes distancias, y con ello
podremos definir la duración de estos eventos. Según sea la duración del evento
objetivo, encontraremos que existen unas demandas fisiológicas de un tipo o de
otro. Resumiéndolo en exceso: cortas distancias requieren de una buena
anaerobia, medias distancias requieren de un buen equilibrio
anaeróbico-aeróbico, largas distancias requieren de mucha aerobia, y las ultra
distancias requieren de mucho entrenamiento de la vía metabólica lipolítica.
Deportes de acumulación de esprines: son deportes como el
balonmano, el fútbol, el baloncesto, y similares, en los cuales nos encontramos
que la persona practicante requerirá de atender periodos durante su evento
anaeróbicos, y otros aeróbicos, pues habrá momentos de máxima demanda de
velocidad y momentos de incluso permanecer casi inmóvil. Este tipo de deportes
se los conoce como deportes RSA. Son deportes interválicos y dependen de las
dimensiones del campo en el que se desarrollen y los tiempos establecidos para
sus periodos de juego.
Deportes de fuerza: en este tipo de deportes nos referimos a
la halterofilia y similares, en los cuales entra en juego principalmente la
capacidad de producir una fuerza máxima en un periodo de tiempo corto. Sus
demandas son principalmente de componente neuromuscular, a diferencia de los
anteriores en los que el componente bioenergético resultaba mucho más
relevante. Ojo, nadie está negando el componente bioenergético en estos
deportes, solo se pone en relieve que es más manifiesta la necesidad
neuromuscular que la bioenergética.
Deportes de flexibilidad-fuerza: como la gimnasia, la danza
y similares, este ejemplo de deportes nos muestra la importancia de un buen
equilibrio entre la capacidad de producir fuerza para soportarse a unx mismx suspendidx
en el aire, o en el suelo, manteniendo una postura en la que muchas ocasiones
requiere de una buena flexibilidad.
Viendo esta clasificación sencilla, que no pretende abarcar
todos los deportes existentes (deportes de motor por ejemplo los he dejado
excluidos, y eso que es una de mis pasiones), podemos empezar a hacernos una
idea de cual es la pregunta a plantear y resolver.
Extraída de Centrotadi. (2018).
¿QUÉ INDICADOR DE RENDIMIENTO ES EL MÁS IMPORTANTE EN EL
ATLETISMO POPULAR?
Como bien podrás imaginar llegados a este punto, la
respuesta a la pregunta es ‘depende’. Depende de la distancia objetivo, de si
tienes o no un objetivo de tiempo para dicha prueba, y de tu edad y experiencia
deportiva. Analicemos por grandes grupos las demandas generales de cada tipo de
distancias.
Distancias cortas desde los 100 hasta los 800 metros: las
necesidades para esta modalidad del atletismo, que no suele ser la popular, se
basan en la potencia y la capacidad anaeróbica, ya que cuando viene a
intervenir el componente aeróbico de forma significativa la prueba a terminado.
Para pruebas así, deberemos prestar atención a entrenamientos de fuerza basados
en sistemas de entrenamiento por velocidad, y deberemos evaluar nuestra velocidad
máxima, nuestra capacidad de anticipar el VO2máx, y la capacidad, por ende, de
llegar a tolerar el incremento a frecuencias cardíacas altas en muy poco tiempo,
con producciones lácticas muy elevadas.
Distancias entre 1,5k y 5k: cuanto más cortas más relevante
será el componente de anticipación de VO2máx, cuando más largas más relevante será
el componente de mantenimiento del VO2máx, y en ambos casos, será relevante el
pico del VO2máx, pues cuanto más elevado más posibilidades de regulación del
esfuerzo durante la prueba, aunque estas pruebas suelen ser máximas durante su
desarrollo.
Distancias de más de 10k hasta media maratón: son distancias
que dependen mayormente de nuestra capacidad para tolerar el lactato en sangre,
tanto por su producción como por su remoción, y por ende deberemos fijarnos en
nuestra capacidad aeróbica en equilibrio con la anaeróbica, y en la velocidad
de umbral anaeróbica, en la cual producimos y lavamos lactato de forma asequible
para el organismo.
Maratón y más allá: estas distancias deben observarse desde
una perspectiva de eficiencia metabólica y de tolerancia a la fatiga muscular,
se deben observar las velocidades infra umbral anaeróbico y tratar de
aumentarlas tanto como sea posible haciendo el máximo uso posible de las vías
metabólicas lipolíticas o glucolíticas aeróbicas, de forma que puedan ser
soportadas el máximo tiempo posible. En cuanto a maratón, lxs corredorxs élite
tratan de correr siempre dentro de su zona umbral anaeróbico de la forma más
constante y sostenible posible.
Ilustración 5. Extraída de Montané, J. M. (2015).
DEFINAMOS DOS PIEDRAS ANGULARES DEL ENTRENAMIENTO Y EL
RENDIMIENTO
Comencemos por la VAM comentada en el 5k, el cual nos lleva
a una prueba de máxima velocidad sostenida durante 12’ en personas de élite, y
esto se relaciona directamente con la velocidad aeróbica máxima (VAM), pues
ésta es la velocidad máxima que una persona de élite puede soportar durante un
máximo de 12’.
Pero ¿Qué es la VAM? Pues, algunxs autorxs la definen como ‘la
velocidad mínima para activar el 100% de la capacidad aeróbica de nuestro
organismo’, y para que nuestro organismo trabaje al 100% de su capacidad
aeróbica necesita apoyarse en su capacidad anaeróbica, pues por medio de esa
obtiene lactato y éste, como ya se hablase en otro artículo, contribuye al
mantenimiento de la aportación energética demandada.
A la VAM no podemos soportar largas duraciones de tiempo, si
no estamos entrenadxs en 3’ esa velocidad nos agota, si somos personas activas
podremos soportarla entre 3 y 6’ (dependiendo de nuestros hábitos deportivos),
si estamos entrenadxs la podremos soportar más allá de los 6’, y de ahí hasta
los 12’ de las personas de élite.
Una vez comprendemos qué significa la VAM, comprenderemos
uno de los pilares más empleados por diferentes entrenadorxs al momento de
dosificar las cargas del entrenamiento, y es que una vez desarrollas un perfil
de la persona entrenada contemplando sus zonas de pulso y su VAM, dosificarle
las cargas para que pueda asimilarlas se convierte en un proceso mucho más
sencillo, aunque se puede complementar mucho más.
Si un pilar de la estructuración del entrenamiento es la
VAM, otro pilar fundamental es comprender el VO2máx de la persona entrenada,
aunque éste no nos sirva directamente para estructurar las sesiones de
entrenamiento, si nos permite evaluar la evolución de rendimiento en la
persona.
El VO2máx según estudios se puede estimar con un buen nivel
de precisión por medio de diferentes test de campo y cinta(más adelante los
comentaremos en detalle). ¿Qué significa VO2máx? Pues hace referencia al volumen
de consumo máximo de oxígeno por unidad de masa corporal (kg) por cada minuto,
siendo su unidad: ml*kg/minuto. Por consumo de oxigeno se comprende el volumen
de éste que nuestro cuerpo es capaz de absorber, transportar y consumir, y la
definición de este término se realizó por primera vez en 1924 según recoge en
el artículo de García, G. C., Secchi, J. D., & Arcuri, C. R. (2014).
El VO2máx tarda en alcanzarse en personas poco entrenada
entre 2 minutos y medio y 3 minutos, en cambio, en personas muy entrenadas se
puede anticipar al minuto y medio, por ello se habla de la importancia, en
según que distancias, de anticipar su llegada para lograr un rendimiento óptimo,
mientras en otras más largas se habla de mantenerlo en niveles lo más altos
posibles.
Vistas dos estas piedras angulares del entrenamiento y la evaluación
del rendimiento, podemos buscar formas de completar el perfil de la persona y
comprender mejor como definir sus sesiones de entrenamiento en base a otros
indicadores también relevantes.
Ilustración 6. Pérez Porto, J., Gardey, A. (2011).
INDICADORES DE RENDIMIENTO MUY RELEVANTES
El siguiente indicador de rendimiento que debemos observar es
la frecuencia cardíaca, pues, como bien sabemos, nuestro organismo trata de
aumentar y disminuir la frecuencia cardíaca en base a las necesidades de
nuestro organismo para lograr una homeostasis de la forma más óptima posible.
La frecuencia cardíaca es relevante para comprender en que
momento de trabajo cardíaco nos encontramos para desarrollar un esfuerzo y
mantenerlo, y también pero muchas veces menos visto, para comprender cual es
nuestra posibilidad de asimilar el esfuerzo realizado.
La frecuencia cardíaca la podemos comprender en base a un
indicador de intensidad interna de nuestro organismo, y para ello se propone
hacer uso de la fórmula de la intensidad en base a la frecuencia cardíaca útil.
¿Qué es la frecuencia cardíaca útil? Pues es la frecuencia cardíaca máxima – frecuencia
cardíaca basal (mínima), ello nos ofrece un rango de frecuencia cardíaca, y así
podremos definir la intensidad % del ejercicio en base a la relación: ((frecuencia
cardíaca instantánea – frecuencia basal)/frecuencia cardíaca útil)*100.
Por otra parte, podemos definir nuestro rango de frecuencia
cardíaca de trabajo por zonas, lo más común es dividir la frecuencia cardíaca
en 5 zonas como habréis podido observar en muchos relojes, aunque algunas
definiciones alternativas ofrecen 7 zonas. ¿Qué son estas zonas? Pues son las
zonas de pulso en las cuales se estima que cambiamos nuestra aportación
metabólica y producción láctica, así pues nos encontramos que la zona 1 es la
de aportación metabólica lipolítica o de grasas, la zona 2 es una combinación
entre glucolítica aeróbica y lipolítica, la zona 3 es glucolítica aeróbica, la
zona 4 es la que estamos superando el umbral anaeróbico y por tanto contiene una
aportación muy importante de energía glucolítica anaeróbica y la zona 5 es la
máxima, es la zona en la que nuestro organismo está trabajando al máximo de sus
capacidades.
¿Para qué nos sirven estas zonas? Nos sirve para una vez
identificado nuestro deporte, en cuanto a sus demandas bioenergéticas y
neuromusculares, poder desarrollar nuestros entrenamientos centrándonos en las
zonas de pulso que mejora atiendan las necesidades de dicho deporte.
Otros dos indicadores que contribuyen, y mucho, al diseño de
un perfil deportivo de una persona atleta son la VIM y la VelUMAN. La VIM es la
velocidad interválica máxima, la VelUMAN es la velocidad de umbral anaeróbico
que se mencionó como importante en distancias de 10k a media maratón, aunque va
más allá de algo tan sencillo.
La VIM es relevante especialmente para deportes RSA, pero
también es importante para comprender la capacidad de tolerar la acumulación de
lactato en la persona, pues esta es velocidad es superior a la VAM, se puede
estimar sobre el 120% de la VAM según algunxs autorxs. Esta velocidad nos
permite entender donde están los límites de nuestrx deportista para reproducir
una misma velocidad muy elevada con cortos periodos de recuperación, y esto
amplía nuestras posibilidades de diseño del entrenamiento.
En el lado opuesto encontramos la VelUMAN, pues la velocidad
de umbral anaeróbico pretende abarcar un rango de velocidad en el cual si lo
superamos nuestro organismo produce lactato de forma superior a la capacidad
para lavarlo, y en una velocidad inferior a ese rango la remoción de ese
lactato supera con creces a su producción e incluso su producción queda
reducida a mínimos por no ser necesario. Así pues, podemos comprender la VelUMAN
como aquel rango de velocidades en el cual nuestro organismo produce y lava
lactato de forma eficiente.
La VelUMAN es una velocidad que en su rango máximo se
estima, de forma teórica, que puede ser soportada hasta 30’ en personas altamente
entrenadas, y como se ha visto, con pequeñas reducciones sobre la misma, se
pueden lograr extender el esfuerzo en el tiempo de forma muy significativa,
llegando incluso a que factores diferentes a la aportación energética supongan
el fin de la actividad, como lo puede ser la propia fatiga muscular.
Gracias a la VelUMAN que supone de forma estimada, en
personas entrenadas un 85%, y en personas no entrenadas un 75%, de la VAM, y gracias
a la VIM, que supone ese 120% de la VAM, podemos definir un perfil de
velocidades de trabajo muy completo que nos permita atender con mayor precisión
las demandas de nuestro deporte. Pero, por supuesto, no son los únicos.
Ilustración 7. Extraída de Van Dijk H., Van Megen R.- modelo teórico de rendimiento en el corredor.
MÁS INDICADORES DE RENDIMIENTO
Otros indicadores del rendimiento que también son muy importantes
en el atletismo popular son la potencia, el desnivel, la cadencia de zancada y
la longitud de la misma. Estos indicadores se pueden analizar haciendo uso de
relojes inteligentes y otros gadgets, pero expondremos un análisis de estos por
la curiosidad que despiertan.
La potencia es la resultante del producto fuerza *
velocidad, dicho de otra manera, la cadencia con la que movemos las piernas *
la fuerza desarrollada al moverlas y lograr un desplazamiento. Existen muchos
medidores de potencia, especialmente en el ciclismo, pero en carrera
encontramos unos acelerómetros que bien programados nos estiman de forma más o
menos precisa la potencia que desarrollamos en carrera.
Lo que se considera relevante de este indicador no es tanto
la potencia desarrollada en carrera si no la regularidad de este indicador y su
evolución con el entrenamiento, la potencia depende de la fuerza, y la fuerza
de la masa a la que se le aplique dicha fuerza, razón por la cual, misma
velocidad para una persona de 60 kilos y otra de 80 resultarán en potencias
diferentes.
Actualmente este indicador está en auge y son muchxs lxs
autorxs que están prestándole atención, desde mi consideración personal considero
importante realizar estudios que nos permitan avanzar en la cuantificación del
entrenamiento, pero considero este indicador como demasiado inmaduro para
implantarlo en el atletismo popular, aunque llegará el día, espero, en que estas
palabras estén obsoletas y la potencia sea un indicador habitual más.
El desnivel al cual desarrollemos una velocidad concreta es
un aspecto importante a observar, pues las demandas energéticas no son las mismas
si corremos a 15km/h cuesta abajo, que si logramos esa velocidad en una cuesta
bien empinada. Los cambios de desnivel nos llevan a cambios en las necesidades
fisiológicas, y es relevante prestarle atención en los entrenamientos si éste
es verdaderamente representativo alterando de forma significativa nuestro
rendimiento.
La cadencia y longitud de zancada son dos aspectos
importantísimos que nuestros relojes estiman de forma cada vez más precisa
gracias a elaborados algoritmos. Estos indicadores no son para nada
irrelevantes, pues las personas muy entrenadas, en fondo, presentan una
cadencia de nada menos que 180 pasos por minuto, y eso son 3 pasos por segundo.
Es muy importante comprender que no supone para el organismo
el mismo esfuerzo realizar 10 metros en 4 pasos que en 9, pero también que no
siempre será más óptimo reducir el número de pasos por alargar la longitud de
zancada, pues, para distancias largas se estiman esas 180 zancadas por minuto,
pero en distancias como el 400 metros vallas se realizan entre valla y valla
una media de 15 pasos, entre valla y valla hay 35 metros y esos supone 2,33
metros por zancada. Si intentásemos realizar 180 pasos en un minuto a 2,33
metros por zancada, obtendríamos una distancia recorrida de 420 metros, lo que
supone una velocidad de 25,2 km/h o un ritmo de 2’22”/km, y eso es una
velocidad insoportable en una larga distancia.
Ilustración 8. Extraída de García, GC., Secchi, JD. y Arcuri, CR. (2014).
¿CÓMO PUEDO ESTIMAR LA VAM, EL VO2MAX, LA VIM O LA VELUMAN?
Para estimar los diferentes indicadores de rendimiento mencionados, disponemos de una gran variedad de test, no podemos abarcarlos todos con todas sus particularidades, pero si podemos citar algunos de los más relevantes por la frecuencia de su uso por diferentes entrenadorxs.
- Para medir la VAM disponemos de tests como: Course-Navette, UMTT, VAM-EVAL, y el test de Cooper.
- Para medir la VIM disponemos del test 30-15 ift, diseñado para deportes RSA, el cual algunos estudios, como el realizado por Kaufmann, S., et al. (2021), han usado su adaptación a deportes continuos como el atletismo.
- Para medir la VelUMAN disponemos del test de Conconi, aunque este presenta muchos detractores se sigue empleando por su facilidad de desarrollo.
- Para medir el VO2máx lo podemos estimar, como veremos un poco más adelante, a partir de la fórmula de Leger y Mercier.
LA VAM Y EL VO2MAX
Comencemos por uno harto conocido: Course Navette, creado a
finales de los años 80 del siglo pasado, sigue vigente a día de hoy por su estimación
altamente fiable del VO2máximo, aunque no tanto lo es de la VAM, aunque si que
gracias a este test puede estimarse.
El test de Course-Navette es una prueba desarrollada en un
espacio de 20 metros, se distribuye en periodos, cada uno de un minuto, cada
periodo se realiza a una velocidad superior al periodo anterior, y se escucha
un pitido que debe corresponder con la llegada y salida de la persona de uno de
los extremos del espacio de 20 metros hacia el otro extremo.
La velocidad inicial del test es de 8 km/h, se prohíben los
giros obligando a pivotar entre los extremos del espacio, y considera que la VAM
es la velocidad del último tramo completado con éxito, aunque esto tiene
detractores, pues para García, G. C., Secchi, J. D., & Arcuri, C. R. (2014)
se confunde la velocidad final alcanzada con la velocidad aeróbica máxima,
pues, gracias a la velocidad final obtenida se puede obtener un VO2 estimado (VO2estimado
= 3,5*velocidad final obtenida), y posteriormente se obtiene el VO2máximo
absoluto, el cual es el resultado de VO2relativo/1000 * peso corporal de la
persona. Una vez se obtiene el VO2máx absoluto, se puede deshacer el camino
para obtener la VAM, la cual supera a la velocidad final obtenida en el test.
Otras pruebas existentes que han demostrado su fiabilidad, y
de hecho son los estudiados y comparados a fondo por lxs autorxs recientemente
citadxs son el UMTT y el VAM-EVAL, el primero es el test de la universidad Montreal,
y el segundo es una evolución que combina el primero con el test de Course
Navette.
A nivel procedimental, son también dos test incrementales
máximos que finalizan con el agotamiento de la persona. Ambos se desarrollan en
espacios de 200 metros, mientras UMTT presenta incrementos de velocidad de
1km/h cada 2 minutos, y parte de una velocidad inicial de 8km/h, VAM-EVAL parte
de 8.5 km/h con incrementos de 0,5km/h cada minuto. La evolución de VAM-EVAL
con esos incrementos resulta congruente con uno de los comentarios que critican
el test de Conconi, y que lo aportan en el estudio de Hnizdil, J., et al. (2019),
y es que el organismo necesita entre 10 y 20” para adaptarse eficientemente a
un esfuerzo cuando este incrementa en 0,5 km/h.
Respecto de qué test es mejor usar, y cual predice mejor VAM
o VO2máx, lo cierto es que todos ellos han demostrado ser muy fiables en
comparación con pruebas de laboratorio. Hemos dejado de lado el test de Cooper,
no por ser antiguo (del año 1968), si no por ser no incremental y poder ser poco
fiable para personas que tienen una amplia experiencia deportiva.
El test de Cooper consiste en 12’ a tanta velocidad como sea
posible, por lo cual se espera comenzar muy deprisa y finalizar mucho más
despacio, pero siempre a la máxima capacidad posible. En cambio, si la persona
está entrenada y sabe regular sus ritmos, de forma inconsciente lo más probable
es que se autorregule, y la medición ya no sea fiable. La VAM se propone como
la velocidad media en esos 12’.
Ilustración 9. Extraída de Gil, O. (2019).
LA VIM Y LA VELUMAN
La velocidad interválica máxima puede ser medida a través del
test 30:15 ift, el cual es un test validado especialmente para analizar las capacidades
aérobicas y anaeróbicas de deportes RSA. El test puede ser profundizado y
estudiado rectamente en su página oficial: https://www.30-15ift.com/.
En cuanto a la VELUMAN nos encontramos ante el test Conconi,
el cual define la existencia de un punto umbral en el que la intensidad del
ejercicio deja de corresponder con el aumento de VO2 de la persona, pues,
superado este umbral, la intensidad del ejercicio aumentará de forma más
significativa que la capacidad de la persona para consumir oxígeno.
El test de Conconi se realiza en pista de 400 metros, midiendo
tramos de 200 metros a una velocidad determinada. La velocidad inicial del test
es de 8km/h para personas no entrenadas, o de 10 km/h si la persona está
entrenada, se incrementa 0,5 km/h cada 200 metros, la prueba finaliza con el
último tramo completado en el tiempo objetivo.
De este test es importante resaltar una de las advertencias
que más se comprenden de la discusión del artículo de Hnizdil, J., et al. (2019),
es que el establecimiento del umbral anaeróbico depende de la experiencia y los
conocimientos de la persona que interprete los resultados, y por tendencia se
suele sobreestimar la velocidad umbral en 0,55 km/h.
Ilustración 10. Extraída de QuirónSalud. (2020).
LAS PRUEBAS DE ESFUERZO
Otra manera, la más precisa pero también la más cara de realizar,
de diseñar el perfil deportivo de una persona es mediante la prueba de esfuerzo.
Estas pruebas se realizan empleando la conocida prueba ciclo-ergoespirometría, y es que el ergoespirómetro nos permite realizar
un análisis de los gases inhalados y exhalados.
De forma resumida, esta prueba consiste en realizar un test
de velocidad incremental, en el que además se añade progresivamente pendiente a
la cinta de correr en la cual se realiza la prueba. De forma combinada con el
ergospirómetro, hacen uso de un sistema de parches (electrodos) adheridos a
nuestro torso, los cuales conectan por cable con un electromiógrafo, así,
mientras realizamos el test, se registra nuestra prueba de gases y
comportamiento cardiovascular simultáneamente.
Por medio de la prueba de gases, se puede establecer con muy
alta precisión el coeficiente RQ o RER, es decir, el coeficiente respiratorio,
el cual es la relación entre el O2 inhalado y el CO2 exhalado. Gracias a este
coeficiente, y de forma cruzada con la situación cardíaca que ofrece el
electromiógrafo, la persona profesional en cardiología quien supervise y
analice la prueba y sus resultados, podrá comprender en qué momentos se nos
activan unas rutas metabólicas u otras, y establecer así las zonas de trabajo
de la frecuencia cardíaca, pudiendo determinar nuestro umbral aeróbico, anaeróbico,
y frecuencia cardíaca máxima, y si además, se acompaña esta prueba de una
medición de acumulación de lactato en sangre, nos permitirá definir con aun más
alto nivel de detalle nuestro perfil deportivo.
Por otra parte y para nada menos importante, la prueba de esfuerzo registra el periodo de recuperación posterior al test, y esto resulta muy importante, ya que gracias a la velocidad con la cual recuperemos cardiovascularmente el esfuerzo realizado y lavemos el lactato hasta valores basales, podremos definir mejor que cargas de entrenamiento son las ideales para nosotrxs, y los tiempos de recuperación que debemos contemplar para garantizar una buena asimilación de las cargas.
CONCLUSIÓN
Los indicadores de rendimiento, como vemos, pueden ser internos
o externos, ¿en cuál debemos fijarnos? En todos para poder llevar una vida sana
y equilibrada, y en los específicos que requiera nuestro deporte en concreto.
Los internos nos ofrecen información sobre el estado de nuestro cuerpo, y los
externos nos ofrecen datos sobre cómo nuestro cuerpo es capaz de desenvolverse
en los escenarios que se le planteen, y al final, cruzar los datos de los
indicadores internos con los indicadores externos es lo que nos ofrece una
visión amplia y completa de nuestro estado personal.
Espero y deseo que haya sido tan agradable la lectura como para mí lo ha sido su escritura. Nos vemos en la próxima entrada, o en el canal t.me/SimplyRunCommunity.
BIBLIOGRAFÍA
Lectura principal:
Blasco-Lafarga, C. (2022). Manifestaciones bioenergéticas:
conceptualización y entrenamiento. En Material Teórico-Práctico del Ámbito
Bioenergético. (pp. 91-103).
Lecturas complementarias:
García, G. C., Secchi, J. D., & Arcuri, C. R. (2014).
Comparación de las velocidades alcanzadas entre dos test de campo de similares
características: VAM-EVAL y UMTT. / Comparison of the reached speeds between
two test of field of similar characteristic: VAM-EVAL and UMTT. Revista
Andaluza de Medicina Del Deporte, 7(2), 48–54.
Alvero-Cruza, J. R., Vico Guzmán, J. F., Moya Medina, M. A.,
de Albornoz Gil, M. C., & García Romero, J. (2019). VO2máx de laboratorio
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