El apasionante mundo de la respiración y el rendimiento.
Ilustración 1. Extraída de Henneguya Salminicola. (2020).
Ningún organismo vivo, conocido en este planeta, puede
prescindir de la respiración, pues esta es una condición básica de cualquier
ser vivo. (Exceptuemos el Henneguya salminicola).
El ser humano necesita de la respiración, sí o sí, para
poder vivir. Habrá quien logre aguantar la respiración durante periodos de
tiempo muy largos y seguir viviendo, pero antes o después, respirará para poder
mantenerse con vida. Ahora bien, este proceso que tanto se realiza a diario y
que tan imprescindible es ¿Lo conocemos realmente? ¿Consiste en coger y soltar
aire? ¿En expulsar CO2 y conseguir O2?
El caso, es que la respiración es un proceso mucho más
complejo que simplemente inspirar y espirar, intercambiar O2 y CO2,
o coger y soltar aire. La respiración es un proceso fundamental de la persona
que nos acompaña en cada actividad y se adapta continuamente a las necesidades
individuales del momento presente, su control es mayormente involuntario, pero
puede ejercerse control sobre ésta.
Para poder comprender la respiración como tal, y relacionarla con el deporte, primero debemos entender con qué se relaciona, qué elementos la forman, y cómo se regula o adapta. Y es que la respiración no viene sola, viene acompañada de músculos, sangre, gases, corazón… Vayamos por partes.
ÍNDICE DE LA ENTRADA
Esta entrada se divide en dos bloques, uno primeramente formativo
sobre los conocimientos ‘elementales’ sobre los sistemas circulatorio,
respiratorio y nervioso, y un segundo bloque en donde procedemos a realizar
análisis y observación de la influencia de la respiración en nuestro
rendimiento. A lo largo de cada bloque encontraremos apartados intermedios en
los cuales se ofrecerá un resumen de toda la información vista hasta ese momento,
con la intención de facilitar el seguimiento de la lectura.
El primer bloque nos presenta el sistema cardiorrespiratorio,
mostrándonos el sistema circulatorio y el respiratorio tanto de forma
independiente como interrelacionada, para seguidamente tratar el sistema
nervioso y su relación con nuestro sistema cardiorrespiratorio. Este primer
bloque finaliza en el apartado en el cual se expone una leyenda de términos,
los cuales se recomienda tener a mano para entender el segundo bloque. Si conocemos
bien la información del primer bloque, podemos saltar directamente a la leyenda
de términos y hacer lectura del segundo bloque.
En el segundo bloque nos encontraremos con una serie de subapartados que tratarán de poner orden al comportamiento de la respiración y su influencia en nuestro rendimiento, partiendo desde la importancia del acoplamiento de la respiración a la locomoción hasta valorar la respiración como una limitación de nuestro rendimiento. Comencemos.
CONOZCAMOS EL SISTEMA CARDIORRESPIRATORIO
No podemos tratar el sistema respiratorio sin conocer antes
algunos aspectos elementales del sistema circulatorio, pues si bien ambos van
de la mano, el primero depende del segundo, pero también el primero limita al
segundo, así que, como advertía, vayamos por partes.
El sistema circulatorio es el conjunto de vasos sanguíneos
(arterias, venas y capilares), por los cuales circula la sangre. Este sistema
se encarga de nutrir a nuestras células y recoger sus productos de desecho (CO2,
lactato, nitrato, etc.) Para ello, nuestras células se encuentran rodeadas de
un líquido tisular, el cual, si bien se mueve muy lentamente, es el que permite
que en última instancia los nutrientes de la sangre, una vez traspasan las
paredes de los vasos sanguíneos, circulen hasta las células, las cuales suplirán
su demanda y crearán desechos, y estos viajarán por este líquido tisular hasta
reintroducirse en la sangre.
Ilustración 2. Extraída de la lectura principal del sistema cardio-respiratorio.
La linfa, aunque no nos atañe en particular para el
propósito de esta entrada, se menciona como curiosidad. Su función principal es
la de dar transporte a las células que actúan en contra de infecciones o
enfermedades, concretamente circulan por ella los glóbulos blancos (mayormente
linfocitos).
Retomando estos datos nos encontramos con un primer
limitante a observar del rendimiento, si el sistema circulatorio trabaja muy
deprisa pero nuestro líquido tisular, que va mucho más despacio, no hace llegar
al mismo ritmo que demandan nuestras células los nutrientes, y tampoco recogen
al mismo ritmo que se requiere los desechos, rápidamente sentiremos fatiga y
dejaremos de poder soportar el esfuerzo que estemos realizando. No vamos a
profundizar en ello, no es de interés específico para esta entrada, pero es una
observación de investigación futura.
Prosigamos conociendo el sistema circulatorio. Nuestro
sistema circulatorio, éste se divide en dos partes, un sistema circulatorio
mayor y un sistema circulatorio menor. El sistema circulatorio mayor es aquel
que se encarga de distribuir la sangre por todo el cuerpo, de pies a cabeza. El
sistema circulatorio menor es aquel que dirige la sangre del corazón a los
pulmones, y de los pulmones al corazón nuevamente.
Ilustración 3. Extraída de la lectura principal del sistema cardio-respiratorio.
Y aquí se nos presenta una de las cuestiones también
limitantes del rendimiento, pero para poder comprenderla primero debemos echar
un ojo al corazón y su funcionamiento:
Ilustración 4. Extraída de la lectura principal del sistema cardio-respiratorio.
Desglosemos paso a paso el recorrido de la sangre:
- 1º: La sangre llega al corazón por la vena cava inferior y superior a la aurícula derecha.
- 2º: Una vez se llena la aurícula derecha, la sangre pasa al ventrículo derecho.
- 3º: Desde el ventrículo derecho se dirige, por la arteria pulmonar, hasta los pulmones.
- 4º: Se realiza el intercambio gaseoso en los alveolos.
- 5º: Desde los pulmones, accede a la aurícula izquierda del corazón por las venas pulmonares derechas e izquierdas.
- 6º: Desde la aurícula izquierda accede al ventrículo izquierdo.
- 7º: Desde el ventrículo saldrá por la arteria aorta y se distribuirá por el cuerpo.
Esto nos permite atender ahora otra serie de observaciones
muy relevantes para entender el sistema circulatorio y porqué se relacionan sus
limitaciones con las del sistema respiratorio y viceversa.
- 1º: Las venas son los vasos sanguíneos por los cuales la sangre accede al corazón, en el sistema circulatorio mayor van cargadas de CO2, mientras que en el sistema circulatorio menor estos mismos vasos sanguíneos van cargados de O2 y descargados de CO2.
- 2º: Análogamente y de forma contraria, las arterias son los vasos sanguíneos cargados de O2 en el sistema circulatorio mayor, y son los vasos cargados de CO2 en el sistema circulatorio menor. Y estos son los vasos sanguíneos por los cuales la sangre sale del corazón.
- 3º: Las cavidades del corazón necesitan tamaños diferentes porque atienden necesidades diferentes, y según sean sus tamaños y grosores de sus paredes tendremos una capacidad de movilizar sangre u otra.
- Las aurículas no necesitan ser especialmente grandes, pues su ‘misión’ es la de impulsar la sangre en un espacio ‘reducido’ como lo es el corazón a una distancia corta, por lo cual no requieren de gran volumen ni fuerza muscular en sus paredes.
- Los ventrículos, cada uno presenta unas características diferentes, si bien el derecho necesitará movilizar una cantidad más grande o pequeña de sangre según sean nuestras necesidades respiratorias, y por tanto adaptar su volumen, la distancia que ha de realizar la sangre que impulse es ‘pequeña’ y por tanto no necesitará de unas paredes musculares tan fuertes como el ventrículo izquierdo.
- El ventrículo izquierdo necesita movilizar mucha sangre y con mucha fuerza, pues por una parte ha de movilizar la sangre de todo el cuerpo y, además, ha de hacerlo muy rápidamente. Esto conlleva que necesite aumentar su volumen y también el grosor de sus paredes musculares.
- 4º: Vistas estas características, seguro que ya vamos viendo con más claridad la importancia de que estos dos sistemas vayan de la mano, según sea nuestra capacidad para intercambiar gases, el volumen de aire que seamos capaces de procesar, y la presión de CO2 y O2 que soportemos en nuestra sangre, nuestro corazón y nuestros pulmones presentarán un comportamiento u otro.
En cuanto a la dinámica de comportamiento del corazón, también se debe conocer que:
- Las aurículas se contraen simultáneamente una vez están llenas, haciendo pasar la sangre a sus ventrículos correspondientes. Esto se conoce como sístole auricular.
- Una vez los ventrículos están llenos, estos se contraen y se produce la sístole ventricular.
- Una vez se han producido ambas sístoles, nuestro corazón reposa un periodo corto de tiempo, llamado diástole general. Este periodo, sirve, por ejemplo, para que haya tiempo de producir el intercambio gaseoso en los alveolos.
Esto último no debe hacernos confundir la presión sistólica
y la presión diastólica, pues cabe aclarar que hacen referencia a la presión
con la cual se expulsa la sangre del corazón (sistólica) y a la presión con la
cual la sangre retorna al corazón (diastólica). Los valores habituales de
presión se miden en milímetros de mercurio mmHg, y suelen oscilar los 120 mmHg
para la presión sistólica y los 75 mmHg para la presión diastólica.
Para finalizar con la comprensión de este sistema, debemos tener
en cuenta la relación entre la frecuencia cardíaca y el volumen sistólico, pues
el producto de ambos nos ofrece el indicador conocido como gasto cardíaco, el
cual, resulta de especial interés para comprender algunas de las situaciones que
se asocian con la respiración, el sistema circulatorio y el rendimiento en el
ejercicio.
Ilustración 5. Extraída de la web: https://www.shutterstock.com
SISTEMA RESPIRATORIO
Una vez conocemos al sistema circulatorio, de forma superflua
y sin haber profundizado en él todo cuanto se podría o debería, nos adentramos
en el mundo que supone conocer el sistema respiratorio, el cual, como ya no
será descubrimiento para nadie, actúa de forma sincronizada con el sistema
circulatorio.
Como anticipábamos durante la introducción, este sistema tiene como función conocida por excelencia el intercambio gaseoso, pero profundicemos más en ello. Algunos datos interesantes que debemos conocer son:
- La renovación del aire nunca es completa.
- Los pulmones propiamente no disponen de musculatura propia para realizar los movimientos.
- Nuestros dos pulmones presentan tamaños y características diferentes.
- Los pulmones, realmente y como tal, son un mero tejido conectivo que rodea y da contención a la verdadera estructura encargada de garantizar la respiración.
- Entre los pulmones existe un espacio, llamado mediastino, en él se da acogida a los vasos sanguíneos más grandes del organismo, al corazón, al timo, a la tráquea y al esófago. Si esto es así, es en gran parte debido a que cada uno presenta un volumen diferente, siendo el derecho dividido en 3 lóbulos, y el izquierdo en 2.
- La respiración requiere de dos movimientos fundamentales, la inspiración (entrada de aire en los pulmones), realizada gracias a la acción de los músculos intercostales externos, serrato anterior y diafragma (principalmente), y la espiración (salida de aire de los pulmones), realizada gracias la contracción de la musculatura abdominal e intercostales internos cuando ésta es forzada, en caso de no ser forzada basta con inhibir la contracción de los musculos inspiradores para que el peso de nuestras costillas presione sobre los pulmones ayudando a expulsar el aire.
Vista esta serie de datos de interés, hemos de analizar como
se conforma y organiza nuestro sistema respiratorio. Lo encontramos dividido en
dos vías, las superiores y las inferiores. Las superiores se conforman por la
nariz y los orificios nasales, la propia cavidad nasal, los senos paranasales,
el paladar, la faringe, y la laringe. Las vías inferiores se encuentran
formadas por la tráquea, los bronquios, los bronquiolos y los alveolos. Veamos
con algo más de profundidad cada uno de estos elementos del sistema
respiratorio.
Ilustración 6. Extraída de: https://www.pinterest.es/pin/464011567839682983/
Las vías respiratorias superiores:
- Nariz y orificios nasales: primer y último lugar por el cual entre y sale el aire del sistema respiratorio, dispone de pequeños pelos cuya función es impedir la entrada de agentes extraños, filtrando el aire.
- Cavidad nasal: en esta cavidad encontramos los cornetes óseos, que separan el aire en varias corrientes, cuenta con una gran superficie mucosa, y su función es humidificar y calentar el aire.
- Senos paranasales: son cavidades llenas de aire, proporcionan moco y sirven de cámara de resonancia durante la fonación (la emisión de sonidos).
- Paladar: separación de la cavidad nasal de la oral, se compone de una parte ósea y otra blanda.
- Faringe: este conducto es común al aparato digestivo y al respiratorio, comunica la cavidad nasal y la bucal con la laringe y el esófago respectivamente. Cuenta con abundantes glándulas, en la parte superior desembocan las trompas de Eustaquio procedentes del oído, y aloja la epiglotis. La faringe puede cerrarse por desplazamiento del paladar blando en reflejos como salivación, succión y producción de determinados sonidos.
- Laringe: está formada por varios cartílagos articulados, revestidos de mucosa y movilizados por músculos. Internamente presenta una hendidura anteroposterior, llamada glotis, la cual se limita por unas cintillas membranosas (las cuerdas vocales), las cuales a su vez se dividen en superiores e inferiores, siendo las primeras conocidas como falsas y las segundas como verdaderas. Las cuerdas vocales se abren en momentos de inspiración intensa, y se cierran para impedir la salida de aire en ciertos esfuerzos.
Ilustración 7. Extraída del artículo de la lectura principal del sistema cardio-respiratorio.
Las vías inferiores:
- Tráquea: es el conducto de la vía respiratoria que conecta la laringe con los bronquios y bronquiolos.
- Bronquios y bronquiolos: la tráquea conforme se adentra en los pulmones se ramifica progresivamente, esas ramificaciones que se forma son conocidas como bronquios inicialmente, y conforme se hacen más pequeños pasan a ser los bronquiolos.
- Alveolos: son los sacos terminales de las ramificaciones bronquiales, en ellos tiene lugar el intercambio gaseoso entre el aire inspirado y el CO2 sanguíneo.
- Pulmones: el conjunto de bronquio, bronquiolos, alveolos, y vasos sanguíneos pulmonares se encuentran rodeados por un tejido conectivo llamado pulmón. Disponemos de dos pulmones de diferente tamaño que rodean en su parte inferior e interna al corazón, se sitúan en el interior de la caja torácica, y se encuentran protegidos por las costillas. Se encuentran cubiertos por una doble membrana lubricada llamada pleura, entre ambas capas de la membrana se encuentra el líquido pleural.
Ilustración 8. Extraída de: https://es.vecteezy.com/arte-vectorial/1782959-fisuras-y-lobulos-pulmonares
¿Y CÓMO SE PRODUCE EL INTERCAMBIOS GASEOSO?
Bien, como ya hemos comentado el intercambio gaseoso se produce
en los alveolos, pero ¿por qué? ¿cómo? Para responder a estas preguntas hemos
de conectar las informaciones vistas en el aparato circulatorio y el
respiratorio, pues he aquí el momento de nexo entre ambos.
Nuestros alveolos se encuentran formados por paredes muy
finitas de tejido, el cual a su vez se encuentra recubierto por un gran número
de capilares (ramificaciones muy finitas que a la postre unen arterias y venas).
Gracias a esa delgadez de las paredes alveolares, y a la presencia de los capilares
envolviéndolos, puede producirse el intercambio gaseoso.
Pero ¿por qué se produce?, el intercambio gaseoso se produce gracias a la diferencia en la existencia de diferencias de presión (gaseosa, en este caso) entre dos medios, la sangre capilar y la masa de aire contenida en los alveolos. Los gases, como cualquier sustancia, se desplazan de las zonas de mayor presión hacia las zonas de menor presión. En el momento de intercambio gaseoso se da la siguiente circunstancia:
- Nuestra arteria pulmonar llega cargada de CO2 y descargada de O2 al capilar que envuelve al alveolo.
- Nuestro alveolo se encuentra cargado de aire repleto de O2 y baja presencia de CO2.
Dada la situación de una mayor presión de CO2 en
sangre y menor en el alveolo, éste tiende a traspasar la pared capilar y
alveolar para introducirse en el alveolo, y de igual forma, pero en sentido
contrario, el O2 se introducirá en el vaso sanguíneo.
Ahora bien, las células emiten el CO2 como
producto de desecho y se introduce en el torrente sanguíneo, y el O2
como sustrato necesario en el organismo también se introduce en el torrente
sanguíneo, pero ¿Cómo se transporta por la sangre? Pues no circula libremente
como tal, tanto un gas como el otro son captados por la hemoglobina.
La hemoglobina es la proteína contenida en grandes cantidades por nuestros glóbulos rojos, su función principal es la del transporte gaseoso, tanto de CO2 como de O2. La relación de la hemoglobina y el rendimiento merecen un estudio independiente, por ello no profundizaremos más sobre esto, pero si mostraremos una ilustración que represente gráficamente todo este proceso de intercambio y transporte gaseoso.
Ilustraciones 9 y 10. Extraídas de la lectura principal del sistema cardio-respiratorio.
HAGAMOS UN RESUMEN DE LO VISTO HASTA AHORA
Nuestro sistema circulatorio y nuestro sistema respiratorio
trabajan de forma conjunta, nuestro sistema circulatorio deriva en dos subsistemas
que pretenden facilitar la sincronización entre ambos sistemas, y nuestro
sistema respiratorio depende tanto de la sangre y la presión gaseosa en la
misma como de la musculatura que permite el movimiento respiratorio.
Tanto el O2 como el CO2 son
transportados por la sangre, en los glóbulos rojos, a través de ser captados
por la hemoglobina. El O2 lo emplean las células para cubrir sus
necesitades energéticas, y el CO2 lo vierten como desecho las propias
células tras terminar sus ciclos energéticos. El O2 y el CO2
llegan desde la sangre a las células, y salen de las células hasta la sangre, por
medio del líquido tisular que circula entre células y vasos sanguíneos. El
intercambio gaseoso se produce en los capilares, los cuales son las
ramificaciones finales que conectan arterias y venas.
El intercambio gaseoso puede darse gracias a la presencia de
aire en los alveolos con diferentes presiones de CO2 y O2,
respecto de las presiones de esos mismos gases, en los capilares que los envuelven.
Y recordemos, la renovación del aire nunca es completa.
Ilustración 11. Extraída de Michael Hess. (2020).
MECÁNICA PULMONAR
Llegado este punto, cabe pararnos a responder una serie de cuestiones elementales para poder proceder con este estudio:
- ¿Qué regula nuestra respiración?
- ¿Por qué accede el aire a nuestros pulmones?
- ¿Qué limita la cantidad de aire que accede a nuestros pulmones?
- ¿A qué ritmo entra el aire en nuestros pulmones?
Como hemos comentado, nuestros pulmones carecen de
musculatura propia para realizar su movimiento, y su movimiento en la mayor
parte del día es regulado por el Sistema Nervioso Autónomo, es decir, lo
hacemos sin consciencia o control voluntario sobre el mismo.
Antes de entrar a detallar el funcionamiento nervioso del
sistema respiratorio, debemos comprender que el mero hecho de ser un proceso
mayormente inconsciente no nos impide ejercer control sobre el mismo, pues es
un sistema que presenta la posibilidad tanto de ser regulado de manera autónoma,
como de ser regular de forma voluntaria y consciente, y es precisamente esta
característica la que nos llevará, más adelante, a explicar las diferentes
formas de ejercer control sobre el mismo y su relación con el rendimiento en
carrera.
Para poder profundizar en el sistema nervioso que regula
nuestro sistema respiratorio deberemos antes conocer una serie de datos, que no
van a ser profundizados porque darían para otra entrada. Nuestro sistema
nervioso se divide en dos, el sistema nervioso central formado por el cerebro y
la médula espinal, y el sistema nervioso periférico, el cual además se
subdivide en sistema autónomo o vegetativo y el sistema somático.
A diferencia del sistema nervioso central, nuestro sistema nervioso
periférico no posee ningún mecanismo de protección, pues se dispone por todo el
organismo y se conforma de fibras tanto sensitivas como motoras a lo largo de
las fibras musculares. Este sistema regula procesos tan importantes como la
propia respiración, la digestión, los reflejos autónomos y la frecuencia
cardíaca, entre otros.
Por si no tenemos suficiente sabiendo que el sistema nervioso se divide en central y periférico, y que el periférico se divide en autónomo y somático, nos encontramos con que el sistema autónomo se vuelve a subdividir en el sistema simpático y parasimpático, y ambos son de alto interés para este artículo. También existe la rama entérica, encargada del tracto intestinal, pero la dejamos para otro momento.
Ilustración 12. Extraída de Mediterráneo
quiropráctica.
SISTEMAS SIMPÁTICO Y PARASIMPÁTICO
Lejos de esto significar que uno es divertido y el otro
¿para divertido? Lo cierto es que ambos resultan ser el antagónico del otro,
mientras uno actúa en la dirección de inhibir o promover ciertas respuestas del
organismo, el otro sistema actúa en el sentido opuesto, y su regulación
coordinada es imprescindible para garantizar el buen funcionamiento de nuestro
organismo, tanto al dormir como en la más vigorosa de las actividades.
El sistema nervioso simpático es conocido especialmente por
su función de preparación del organismo frente a situaciones de emergencia, de
estrés. Así pues, momentos de ansiedad, miedo, sentir peligro o similares, son debidos,
ya no solo por nuestra propia interpretación de la realidad que estemos
viviendo, sino también por el aumento del tono nervioso (activación) de este
sistema.
Este sistema se encarga de aumentar nuestra frecuencia
respiratoria, cardíaca, y presión sanguínea, dilatar las pupilas, e incluso
redirigir la forma en que se distribuye nuestra sangre por el cuerpo, así pues,
entendemos que regula la vasoconstricción selectiva derivada de las necesidades
del ejercicio, la liberación de energía del intestino y la liberación de adrenalina.
Hay mucho más a profundizar y detallar, pero no es relevante para entender esta
entrada.
El sistema nervioso parasimpático actúa de forma antagónica,
es decir, deshace todo lo realizado por el sistema simpático o produce la
situación contraria, así pues, regula la vasodilatación, reduce la presión
arterial, reduce el tamaño de la pupila, reduce la energía liberada por el
intestino y la liberación de adrenalina, y es el sistema que se asocia con la
relajación y la calma.
Una acción desmedida (superior a la necesaria) de cualquiera de ambos sistemas produce un momento de desequilibrio, lo cual requiere de la acción inmediata del sistema contrario para contrarrestarlo, esto que es muy propio del ejercicio, provoca cambios continuos en nuestra homeostasis (condiciones y procesos estables en nuestro organismo), y ello hace de especial relevancia cuidar al organismo tanto en la activación de un sistema como del otro (momentos de relajación, de estrés, moderados, etc.)
SISTEMA SOMÁTICO E INTERACCIÓN DE SISTEMAS
Antes lo hemos mencionado rápidamente, pero para nada es
menos importante. Este sistema es de control voluntario, y mientras el anterior
se regula de forma vegetativa actuando sobre la musculatura lisa y la cardíaca,
este sistema actúa sobre nuestra musculatura esquelética y es el responsable de
permitirnos el control de nuestros movimientos voluntarios, además, es el
responsable de nuestros movimientos reflejos.
Vistos todos los sistemas, comprendamos cómo interactúan durante el proceso de la respiración:
- El sistema parasimpático induce a una disminución de la frecuencia respiratoria, produce un estrechamiento de los tubos bronquiales y una dilatación de los vasos sanguíneos pulmonares.
- El sistema simpático actúa al contrario: aumenta la frecuencia cardíaca, produce un ensanchamiento de los tubos bronquiales y contrae los vasos sanguíneos pulmonares.
- El sistema somático nos permite ejercer control sobre la musculatura (anteriormente citada) para controlar la inspiración y la espiración.
Vistos estos puntos resumidos de la acción de los sistemas, podemos observar que, si nosotrxs tratamos de controlar nuestra respiración, pero nuestros sistemas simpático o parasimpático no acompañan a nuestra demanda de control, predominarán por encima del somático y nos veremos forzadxs a adaptar nuestra respiración a su autorregulación, pero podremos tratar de inducir en ellos un comportamiento diferente al que normalmente desarrollarían. Expliquemos esto de un modo más clarificador:
Caso 1: estamos en la cama, con algo de estrés por el día a día. Sin darnos cuenta, nuestra respiración va algo más acelerada (respuesta normal a la ansiedad) de lo que es realmente necesario. Nuestros sistemas simpático y parasimpático nos están regulando así la respiración, en cambio, hacemos uso de nuestro sistema somático para forzar un comportamiento respiratorio diferente, más relajado y pausado, que nos lleve a un estado emocional más calmado.
Inicialmente, nos resultará difícil, nuestro sistema autónomo tiene esa dinámica adquirida y no es inmediata la modificación de un comportamiento cardiorrespiratorio, pero, con esfuerzo lograremos modificar ese comportamiento respiratorio forzando respiraciones más largas y pausadas, y al final nuestro sistema autónomo adaptará el comportamiento cardiorrespiratorio a nuestra demanda.
Caso 2: en medio de un entrenamiento, tras una serie máxima. Tenemos nuestro pulso y frecuencia respiratoria por las nubes, tratamos de relajar la respiración para forzar la recuperación.
Inicialmente, nuestras células demandan dos cosas: ser nutridas de O2 y limpiar el CO2 que se ha producido. Esto es reconocido por nuestro sistema autónomo, y trata de cubrir esa necesidad a la máxima velocidad posible. Si nosotrxs tratamos de realizar respiraciones de expiraciones largas e inspiraciones calmadas, lo normal es que al principio nuestro sistema autónomo nos impida hacerlo por más que queramos ejercer control sobre la respiración, pero conforme pase el tiempo, perseverando, lograremos modular el comportamiento respiratorio hacia el deseado.
Por otra parte, hemos de ser conscientes de otro aspecto muy
relevante, nada se consigue a la primera, ni a la segunda. Todo, incluido respirar,
necesita entrenamiento, y solo con regularidad, práctica y perseverancia se
encuentran resultados. El primer día que tratemos de hacer uso del sistema
somático para controlar nuestra dinámica cardiorrespiratoria, lo normal, es que
salga desastroso e incluso agobiante, pero con el correcto entrenamiento,
controlar la respiración nos traerá importantísimos beneficios, de los cuales
hablaremos más adelante, una vez expongamos todos los datos que relacionan el rendimiento
atlético con la respiración.
Ilustración 13. Extraída de Iglesias Iglesias, J. C.
RESUMEN DE INFORMACIÓN VISTA HASTA AHORA
Como comentábamos hace algunos párrafos, había llegado el momento de hacernos algunas preguntas, y con la información vista ya podemos empezar a sugerir respuestas para las mismas.
¿Qué regula nuestra respiración?
La interacción de nuestros sistemas nerviosos periféricos autónomo y somático, los cuales responden a las necesidades de nuestro organismo según sea la situación o contexto en el cual se encuentre.
¿Por qué accede el aire a nuestros pulmones?
Por medio de los movimientos de inspiración y espiración. Concretemos. Cuando inspiramos, elevamos nuestras costillas, ampliamos nuestro volumen de la caja torácica, esto genera una presión negativa que provoca la entrada de aire en nuestros pulmones. Cuando espiramos, descendemos nuestras costillas, lo cual ejerce una presión positiva sobre los pulmones que les fuerza a expulsar el aire.
¿Qué limita la cantidad de aire que accede a nuestros pulmones?
La cantidad de aire que puede acceder a nuestros pulmones se encuentra limitada por diferentes factores, y aunque no podamos prestar atención plena a todos ellos, podemos destacar que influirán: el diámetro de los tubos bronquiales, el volumen torácico, la cantidad de aire ya presente en los propios pulmones, y el tamaño de estos con el entrenamiento, especialmente de la natación, incrementan su volumen. También influirán factores como la capacidad alveolar para el intercambio gaseoso, las demandas respiratorias del momento, y la fatiga muscular inspiratoria y espiratoria.
¿A qué ritmo entra el aire en nuestros pulmones?
El ritmo de entrada y salida de aire en nuestros pulmones dependerán del momento cardiorrespiratorio en que nos encontremos, las demandas metabólicas, y nuestra capacidad para ejercer control sobre los pulmones. Se estima que en reposo se emplean en torno a 6L/min y en actividades vigorosas se pueden registrar hasta 150L/min.
OTROS DETALLES IMPORTANTES QUE DEBEMOS CONOCER: FLATO
Hemos hablado del sistema cardiocirculatorio, del respiratorio,
hemos interconectado sus comportamientos, hemos hablado de los músculos que
trabajan y de la importancia de la acción del sistema nervioso en todo este proceso,
pero, lo que nos hemos dejado de lado, y en realidad es súper importante es: ¿Qué
nervio controla la respiración? ¿Por qué es importante conocerlo?
Ilustración 14. Extraída de Grupo ESTP. (2018).
Gracias a esta imagen podemos situarnos sobre toda la teoría
que viene ahora. No te asustes, la voy a simplificar tanto como pueda, pero el nervio
frénico es importantísimo y escribir toda una entrada de la respiración, sin
nombrarlo, es como hablar de motociclismo sin hablar de neumáticos.
El nervio frénico nace de la 4ª cervical, abreviada como C4,
y recibe ramas de C3 y C5, haciéndolo un nervio formado por ramas del plexo
cervical y una del plexo braquial. Para curiosxs, el plexo cervical, el plexo
braquial y el plexo lumbar son los conjuntos de nervios más importantes en
nuestro cuerpo, pues son los orígenes de las ramas nerviosas que inervan nuestro
cuerpo (en orden cervical, torácico y lumbar).
Volviendo al nervio frénico, que me desvío, es el principal
responsable de la acción del diafragma. Su recorrido se divide en rama
izquierda y derecha, y ambas ramas descienden por sus respectivos lados del
cuello, entre el mediastino y el corazón, hasta inervar al diafragma. (Por
favor, ruego se comprenda que esto es una simplificación de algo bastante más
denso).
Este nervio se encarga de transmitir información sensorial
al sistema nervioso central desde la zona central del tendón del diafragma, el
pericardio y la pleura parietal de los pulmones, además se asocia con la sensibilidad
del peritoneo parietal. Por tanto, es muy importante la información que
transmita para que nuestro organismo regule adecuadamente nuestra dinámica respiratoria.
Visto esto, retomemos el dato del flato, ese dichoso dolor que a todx corredor(a) alguna vez le ha ocurrido, a veces llevándonos al abandono de una forma desagradable. Pero ¿por qué sentimos dolor? Para responder a esta pregunta, debemos comprender qué es el peritoneo parietal.
Ilustración 15. Elaboración propia a partir de la imagen original extraída del artículo Peritoneo.
El peritoneo parietal es una membrana serosa que recubre las
paredes internas de la cavidad abdominal, éste con la sucesión de impactos durante
la carrera tiende a irritarse, especialmente cuando la relación [(cadencia de zancadas):
(inspiraciones/espiraciones)] resulta en exhalaciones e inspiraciones
ipsilaterales, es decir, respiraciones completas en un número de zancadas
pares, resultando en principio y final de cada espiración e inspiración sobre
el mismo pie.
Cuando corremos, impactamos con el pie en el suelo, ese
estrés de impacto, por un continuo ineludible, se transmite por todo el cuerpo,
llegando al estómago, diafragma, pulmones, y afectando por medio al nervio
frénico y al peritoneo parietal. Además, se produce un efecto conocido como
pistón visceral, el cual comentaremos más adelante.
Así pues, en base a esta observación, se plantea que en el caso de acumular un número de zancadas pares durante las inspiraciones y las espiraciones, no se reparten los momentos de transmisión de impactos de forma bilateral, sino que se acumulan de forma ipsilateral, en cambio, si se realiza una inspiración en 3 zancadas y una espiración en 4 zancadas se ha observado una posible merma en la probabilidad de sufrir flato, pues se sugiere que a número impar de zancadas ambos lados sufren los momentos de estrés en momentos alternativos. Hagamos un ejemplo teórico de una posible observación práctica:
Corredor(a) que respira de forma completa en 8 zancadas, 3 zancadas para inspirar y 5 para espirar.
- Inicia la inspiración en pie izquierdo (1), sigue en pie derecho (2), acaba en pie izquierdo (3).
- Inicia la espiración en pie derecho (1), sigue en izquierdo (2), derecho (3), izquierdo (4), derecho (5).
- Se reinicia la inspiración en pie izquierdo, y se acaba en pie izquierdo, por lo cual, el momento de compresión máxima (impacto más inspiración máxima) lo encontramos, para cada ciclo de respiración, en el pie izquierdo.
- Inicia la inspiración en pie izquierdo (1), sigue en pie derecho (2), acaba en pie izquierdo (3).
- Inicia la espiración en pie derecho (1), sigue en izquierdo (2), derecho (3), izquierdo (4).
- Ahora iniciará la inspiración por pie derecho y la finalizará en pie derecho, esto nos lleva a que, en cada ciclo de respiración, el momento de compresión máxima lo encontraremos alternativamente en cada lado, lo cual, contribuirá a reducir la probabilidad de sufrir flato.
Repito y recalco, esto son teorizaciones en debate extraídas
de la observación y el razonamiento, también podemos valorar que entre inspiración
y espiración existe un periodo de retención de aire, si ese periodo de
retención lo contemplamos automáticamente o bien utilizamos un número de zancadas
en retención par (2 o 4), o bien usamos un número de zancadas de retención impar
(1 o 3) y hacemos un patrón de respiraciones en 7 zancadas o en 8 zancadas
respectivamente.
Si seguimos el patrón de zancadas totales pares, necesitamos sumar un número impar de zancadas en retención para lograr acumular impactos alternativamente en cada lado, pero si utilizamos un patrón de zancadas totales impares, necesitaremos sumar un número de zancadas pares en retención para lograr el mismo fin, pues, el objetivo final es lograr un número impar de zancadas por respiración completada para evitar que la presión se concentre en un solo lado.
Ilustración 16. Extraída de Sierra Vista School.
LEYENDA DE TÉRMINOS
Para poder afrontar el resto de la lectura, deberemos tener a mano una serie de definiciones asociadas a sus abreviaturas correspondientes, pues a lo largo del texto que le prosiga haremos uso de estas, y en algunos casos, si no las comprendemos, el texto podrá tornarse realmente denso de leer.
- BR: frecuencia respiratoria. Hace referencia al número de respiraciones por minuto.
- EELV: volumen final del pulmón al final de la espiración.
- EID: disnea inducida por el ejercicio. Percepción de falta de aire durante la actividad.
- EILV: volumen final del pulmón al final de la inspiración.
- LOV: volumen operativo del pulmón en %. Significa la suma del EELV + EILV como un % respecto de la TLC.
- PR: patrón respiratorio. Hace referencia a nuestra regulación de la inspiración y la espiración, tanto por su duración como por su volumen.
- TLC: volumen total del pulmón. Se mide como el volumen de aire presente en el pulmón tras una inspiración máxima.
- RV: volumen de reserva. Cantidad de aire presente en los pulmones tras una espiración máxima.
- VC: capacidad vital. Es la diferencia entre el TLC y la RV. Hace referencia al aire presente en los pulmones tras una inspiración máxima seguida de una espiración máxima. El aire restante no expulsado, es la capacidad vital.
- VT: volumen tidal. Es la cantidad de aire inspirada de forma total en un ciclo de respiración completo.
- VE: cantidad de aire respirada por minuto, se mide en L/min.
- VO2: consumo de oxígeno medido en L/min. Se calcula de la diferencia entre el volumen de oxígeno inspirado y el espirado.
- WOB: trabajo respiratorio. Hace referencia a la energía metabólica demandada para poder realizar la respiración.
Aquí no se han presentado todos los términos empleados en el
artículo leído para esta entrada, pero se considera que con los presentados, y
buena voluntad en la redacción de los datos y observaciones, se podrá
comprender el texto.
ACOPLAMIENTO LOCOMOTOR-RESPIRATORIO
Como hemos ido comentando a lo largo de los conocimientos
previos, la respiración se relaciona con el comportamiento de nuestra
frecuencia cardíaca, de nuestro sistema nervioso autónomo, y con nuestros
estados emocionales como la ansiedad, la depresión, la relajación, etc. Es más,
se ha encontrado un efecto positivo entre el control de la respiración y la
funcionalidad cognitiva, observándose una mayor capacidad de concentración en
la actividad que se desempeña y una mejor toma de decisiones.
El acoplamiento locomotor-respiratorio (LRC) hace referencia
a ese conjunto de procesos fisiológicos que dan por resultado la sincronización
entre nuestro PR y nuestras necesidades de locomoción. Para poder profundizar
en ello debemos hacer la observación de que las personas tenemos la capacidad de
desplazarnos en bipedestación, y esto que parece algo tan trivial está lejos de
serlo.
La mayor parte de los animales se desplaza en cuadrupedia o con
el cuerpo en ‘horizontal’, mientras nosotros lo hacemos con el cuerpo en ‘vertical’.
Esto nos lleva a una situación de desplazamiento de la masa abdominal conocida
como ‘pistón visceral’, pues nuestros órganos dispuestos entre el abdomen y la
caja torácica se desplazan tridimensionalmente, pero especialmente siguen un movimiento
similar al de un pistón ‘arriba y abajo’. Esta situación, que ya anticipábamos
durante los conocimientos previos, tiene influencia directa sobre la
contracción diafragmática, el nervio frénico, el peritoneo parietal, las
conexiones ligamentosas, y una largo etc.
Se puede hallar relación entre el pistón visceral influye y
el no uso de la totalidad del LOV durante los esfuerzos. Mientras nuestras masas
se desplazan ‘arriba y abajo’, ocupan y desocupan un espacio que no pueden ocupar
plenamente los propios pulmones, por lo tanto, se hace comprensible que la
inspiración no pueda llegar a un valor máximo de TLC, como tampoco lo puede
hacer la espiración, la cual respeta la RV.
Además, como comentamos con anterioridad, la LRC se hace
crítica en los momentos de desarrollar la carrera, pues la adecuación de
nuestro PR al patrón de zancadas durante la carrera puede resultar ser crítica
para el rendimiento, tengamos presente el temido y siempre compañero indeseado
de viaje llamado flato.
Ilustración 17. Extraída de Sánchez, P.
LA RESPIRACIÓN EN EL DEPORTE
Durante la actividad física nos encontramos con la
posibilidad de incrementar nuestro VE desde los 6L/min hasta los 150
L/min, aunque ciertamente esos volúmenes tan grandes requieren de entrenamiento
para poder ser alcanzados, lo cierto es que las personas pueden multiplicar de
forma muy significativa el volumen de aire por minuto respirado. A este
fenómeno se le conoce como hiperpnea, término que hace referencia a la
capacidad de la persona para aumentar la profundidad y frecuencia de su
respiración para satisfacer la demandas metabólicas, homeostáticas y
periféricas del organismo durante el ejercicio o una situación de estrés.
La hiperpnea, aunque todavía requiere de mayor investigación, se relaciona con diferentes mecanismos de control:
- Bucles de retroalimentación bioquímica: la presión parcial de CO2 (pCO2) y el pH de la sangre.
- Las necesidades metabólicas neuronales.
- La retroalimentación periférica de las extremidades implicadas en el esfuerzo.
En base todas las necesidades que presente nuestro
organismo, ya sea en reposo o durante el ejercicio, el sistema respiratorio
ajusta nuestra VE con precisión para satisfacer, de la forma más
eficiente posible, la tasa metabólica adecuada y un correcto equilibrio entre
el O2 y el CO2 en todos los niveles del sistema.
Se debe comprender también la no linealidad en el comportamiento de la VE, pues, nuestro sistema respiratorio se ajusta a la forma en la cual empleemos un tipo de energía u otra, nuestra amortiguación sanguínea, y la acidosis metabólica. En base a esto, comprendemos la teoría de los umbrales ventilatorios, en lo cuales durante la fase previa al VT1 se emplean lípidos como sustrato energético mayormente, entre VT1 y VT2 se emplea una glucólisis aeróbica, y a partir de VT2 se dispara la VE por el uso de la glucólisis anaeróbica. (Recordemos que VT1 y VT2 hacen referencia a los umbrales ventilatorios 1 y 2. Estos umbrales son tomados como referencia para tratar de identificar nuestras zonas de trabajo, siempre podemos revisar la entrada de ‘polarizado o piramidal para la pérdida de peso’ publicada en este blog).
Para poder comprender de forma gráfica el comportamiento de
nuestra respiración durante el ejercicio, se propone la siguiente ilustración,
para la cual será necesario (aún más) tener a mano la leyenda de abreviaturas
previamente propuesta:
Ilustración 18. Extraída de la lectura principal de la respiración y el rendimiento.
Gracias a esta imagen, podemos comprender que, durante el
reposo, la actividad ligera, moderada, e incluso pesada, nuestra respiración
muestra valores totales de volumen inspiratorio y espiratorio con una evolución
similar entre sí en cada rango de actividad, en cambio, cuando la actividad
pasa a ser máxima, nuestra capacidad de inspiración sigue creciendo, mientras
por el contrario nuestra capacidad de espiración se ve más
limitada/condicionada. Analicémoslo en más profundidad.
Nuestro VT aumenta linealmente tanto por un
aumento de nuestra EILV como de nuestra EELV, además nuestra BR (línea
continua), aumenta su longitud y frecuencia progresivamente con la intensidad
del ejercicio. Conforme avanzamos en la intensidad del ejercicio, hasta un
punto de esfuerzo pesado, nuestra respiración se hace más profunda y rápida,
tanto por inspiración como por espiración.
En cambio, si la actividad sigue aumentando, y llegamos a un factor de intensidad máximo, nuestro EELV se aleja de poder dar un valor máximo (se aleja de la RV), mientras que nuestro EILV se acerca al límite de la VC, aunque no llega a él.
Popularicemos esta información. Mientras nuestra frecuencia
y profundidad respiratoria aumentan con una intensidad progresivamente mayor,
espiramos e inspiramos cada vez más aire, tanto por volumen como por
frecuencia. Nuestro volumen respiratorio ve limitada la espiración por nuestra
necesidad de guardar la reserva vital de aire mínima, esto hace que, llegados a
un punto de intensidad pesada, dejemos de poder espirar una cantidad mayor de
aire.
Una vez superamos el punto en el cual nos es imposible
espirar más aire, pero seguimos aumentando nuestra intensidad de la actividad,
nuestro organismo responde aumentando el volumen inspirado y la frecuencia de
respiraciones, y evitando espiraciones completas que lleguen al límite.
Recordemos, la renovación del aire nunca es completa, siempre estará el aire no
expulsado de la RV.
Viendo esta misma imagen, y aunando toda esta información,
podemos sugerir que personas con entrenamiento en la respiración podrán hacer
un mayor uso de su VC, lo que a la postre les brindará la posibilidad de
aprovechar un EILV y EELV mayores gracias a los cuales mantener niveles de
intensidad más elevados por más tiempo, pues, se podrá garantizar un mayor
intercambio de gases, y no solo eso, sino también una posible mejora en la
remoción de lactato por medio de la respiración.
Otro detalle para destacar, si nos fijamos en la imagen, durante la actividad, nuestro organismo tiende a hacer uso de nuestra VC de una forma más próxima a la RV que al límite de la VC, esto, aunque requiere de mayor profundización en investigaciones futuras, se relaciona con la ‘ley del mínimo esfuerzo’. Nuestro cuerpo busca la solución más eficiente para cada problema que se le presenta, y opta por profundizar la espiración más que la inspiración, esto, como posible sugerencia, se podría comprender desde la perspectiva de ser más económico, metabólicamente hablando, y es que el descenso de nuestras costillas aprovechando el peso de estas, para reducir el volumen pulmonar y con ello expulsar el aire, es menos costoso energéticamente que el ascenso de estas para introducir aire en los pulmones.
Continuando con detalles muy reveladores, nuestro organismo ‘huye’
de las situaciones límite, las evita tanto en reposo como en situaciones de
máximo estrés, y ya no me refiero al hecho de existir una RV o un % de LOV no
empleado en situaciones de máxima intensidad, me refiero a la dinámica general.
Si observamos, nos daremos cuenta de que nuestro patrón respiratorio (a partir
de ahora, PR) se mantiene siempre en valores de VC alejados tanto de su límite
superior inspiratorio, como de su límite inferior espiratorio. Es decir, ni en
reposo nuestra respiración se mueve en valores próximos a la RV, ni conforme
aumenta la necesidad de aumentar el VT nuestro PR se ve desplazado
hacia valores extremos, sino que tiende a mantenerse lo más equilibrado posible
sean cuales sean nuestras necesidades y demandas.
Ilustración 19. Extraída de https://www.freepik.es/vector-premium/ilustracion-vector-caracter-pulmones-respiracion_1918480.htm
PATRÓN RESPIRATORIO DEL EJERCICIO (PR)
El PR se determina por medio de variables como: el perfil
del flujo inspiratorio, la duración de la fase inspiratoria, e ídem para la
espiración. Su modulación se asocia a diferentes procesos nerviosos, tanto del
sistema nervioso central como del periférico, además de estimulación quimiorrefleja,
atencional y emocional, y los ritmos biomecánicos.
Así pues, nuestro PR se ve influenciado por nuestro estado
anímico, nuestra atención sobre la actividad que desempeñamos, y la intensidad propia
del ejercicio y sus demandas. La BR es agudamente sensible a las modificaciones
situacionales de la persona, ya sean por cambios emocionales como de actividad,
adaptándose con gran rapidez a las necesidades que se presenten. Es importante
destacar, que el aumento del VE para lograr una adaptación del PR
eficiente se realiza primeramente sobre la BR que sobre el VT. Dicho
de otra forma, para lograr un comportamiento ventilatorio (cantidad de aire
respirado por minuto) adecuado a las necesidades de nuestro patrón respiratorio
ideal en un momento dado, modificamos nuestra frecuencia respiratoria antes que
su profundidad.
Entre muchas de las observaciones que se han realizado hasta el momento, se ha comprendido que la regulación del VT y la BR se regulan de manera independiente, en cambio nuestro VE se asocia con esta última, lo cual, hace congruente la información analizada en el párrafo anterior, gracias a la modulación de la BR inducimos un cambio sobre nuestra VE, y de forma independiente se regula nuestro VT.
PATRÓN RESPIRATORIO MODIFICABLE Y RESPIRACIÓN DIAFRAGMÁTICA
Se ha observado que la modificación y adecuación de los
patrones de respiración pueden beneficiar tanto el rendimiento del ejercicio
como los propios efectos psicológicos que deriven de éste, además, se ha
observado que la modificación de las conductas respiratorias, a largo plazo,
pueden suponer importantes beneficios para la salud de las personas. También se
ha observado, que para obtener resultados significativos se ha de dedicar mucho
tiempo hasta ver los resultados, incluso hasta 6 meses.
En esta tesitura nos topamos de lleno con la famosa técnica
de respiración diafragmática. Expliquemos visualmente en qué consiste:
Ilustración 20. Extraída del artículo Ejercicios de respiración.
Esta técnica de respiración aprovecha el músculo diafragma,
del que ya hemos hablado anteriormente, para producir el aumento y decremento
del LOV con el cual inducir una inspiración y una espiración. El aire se introduce
por la nariz y se expulsa al exterior a través de la boca.
Se ha observado que esta técnica respiratoria facilita el desplazamiento
sanguíneo entre el tronco y las extremidades inferiores durante el ejercicio,
de hecho, se ha encontrado mejoras de rendimiento durante el ejercicio con su
aplicación, pues, una respiración diafragmática lenta contribuye a reducir la
sensación del esfuerzo percibido, y con ello, a mantener el rendimiento por más
tiempo.
Pero también se han observado contraindicaciones o problemas derivados de este tipo de respiración que no deben obviarse:
- Cuando la intensidad del esfuerzo requiere un VO2 superior al 80% del VO2máx, el aumento de la presión intratorácica actúa como una maniobra de Valsalva (esfuerzo de expulsar aire sin dejarlo salir), y esto influye sobre nuestro gasto cardíaco por modificación del volumen sistólico.
- A altas intensidades de esfuerzo nuestro diafragma se fatiga y exige entre un 14 y un 20% más de gasto cardíaco, y entre un 10 y un 16% de VO2máx. Este músculo en situaciones de alta intensidad contribuye al fenómeno de ‘robo de sangre’, pues requiere de más sangre de la habitual para desarrollar su función, de ahí que requiera de mucho entrenamiento esta técnica para poder llegar a ser aplicable a ejercicios de alta intensidad, y aún así, se pone en duda que sea verdaderamente aplicable y útil.
- Se puede producir una respuesta de aceleración de la BR (taquipnea, más adelante profundizada), que suponga una situación de mayor WOB, de hipercapnia (aumento de la pCO2 en sangre), e hiperventilación.
La hipercapnia origina el efecto fisiológico
de Bohr, por el cual se da una situación de menor afinidad de la hemoglobina
para recoger el O2.
Así pues, podemos ver que la respiración diafragmática puede tener beneficios, pero a muy largo plazo, con un entrenamiento y dedicación significativos, con una gran toma de conciencia sobre la misma y continuidad en su aplicación, pero también observamos como no siempre será beneficiosa, pudiendo incluso llegar a ser contraproducente.
RESPIRACIÓN DIAFRAGMÁTICA VS RESPIRACIÓN TORÁCICA
Al respirar requerimos de la modulación del volumen torácico
para dar espacio a nuestros pulmones, y ofrecerles esa presión negativa y positiva
que propicia tanto la introducción como la expulsión del aire en ellos. Por
ello, resulta de especial interés comparar las respiraciones diafragmática y
torácica.
Ilustraciones 21, 22, 23 y 24. Extraídas de la
lectura principal de la respiración y el rendimiento.
En esta imagen nos encontramos con una pletismografía (gráfico que recoge las variaciones de volumen pulmonar, no debe confundirse con la espirometría que mide los gases inhalados y exhalados) de una respiración diafragmática (imágenes B y D) y otra torácica (imágenes A y C).
La respiración torácica se asocia con una mayor limitación
del flujo de aire y mayor probabilidad de padecer hiperventilación, además se
asocia con una mayor inestabilidad postural. En cambio, la respiración
diafragmática se asocia con mayor control postural, menor frecuencia cardíaca y
mayor sensibilidad barorrefleja (control sobre el intervalo entre latidos
consecutivos en relación con la presión arterial).
¿Por qué estos datos parecen contradecir a lo expuesto
anteriormente? Pues porque realmente no contradicen nada, esto son mediciones
hechas en situación de reposo, no durante ejercicios físicos intensos, en los
cuales es muy difícil realizar una pletismografía como tal. Lo hemos comentado
anteriormente, la respiración diafragmática tiene importantes beneficios para
la salud, pero como bien sabemos, nuestra respiración no presenta una PR que
evolucione de forma lineal y constante, sino que depende de la intensidad del
ejercicio, y por ello, a bajas intensidad la respiración diafragmática parece
una buena técnica para modular nuestro PR, pero a altas intensidades no parece
ser eficiente.
¿Y por qué solo saca puntos negativos de la respiración
torácica? Pues ídem de lo mismo, la respiración diafragmática nos es más útil
en reposo que la torácica, pero conforme nos adentramos en un esfuerzo, y la
intensidad de éste se eleva hasta valores superiores al 80% del VO2máx
la respiración puramente diafragmática ya no resulta la estrategia más
efectiva.
Teorizando libremente sobre esto, y teniendo en cuenta una información que se desarrolla en el próximo apartado, abogo por creer que no se trata de buscar una respiración plenamente diafragmática o torácica, sino de aunar los movimientos respiratorios por medio de la combinación de ambas técnicas, pero como tampoco puedo prestar una conclusión propia con argumentos que la avalen lo dejo en eso, una sugerencia libre.
TASA RESPIRATORIA
Profundizando un poco más sobre pletismografías realizadas
en reposo, pero esta vez observando no el tipo de técnica respiratoria, sino el
parámetro de la BR, nos encontramos la siguiente ilustración:
Ilustración 25. Extraída de la lectura principal de la respiración y el rendimiento.
Gracias a esta ilustración vemos una comparación entre la amplitud respiratoria (EILV y EELV) desarrollada en una respiración con una BR normal, libre, y una respiración con una BR controlada y lenta. Las observaciones sugeridas a realizar son las siguientes:
- Una respiración más lenta permite una amplitud mayor en la respiración.
- Al lograr una mayor amplitud, se comprende una mayor ventilación alveolar.
- También se comprende que a mayor amplitud, se logra una respiración más rica en O2.
En vista de lo anterior, se comprende una posible mayor capacidad de intercambio gaseoso gracias a esta mayor amplitud.
La reducción de la BR se ha asociado con una reducción en la
percepción de estrés durante el ejercicio, es decir, una menor RPE (escala de
esfuerzo percibido de Bohr), pues se especula un posible ‘engaño’ a nuestro
cerebro, logrando que este perciba de forma menos aguda el ejercicio, lo cual,
a la postre, resulta en una mayor tolerancia al ejercicio desempeñado. En
cambio, y esto debe ser comprendido, una reducción excesiva de nuestra BR puede
resultar en contraproducente ante cualquier esfuerzo, profundicemos en ello.
Simplemente en una situación de reposo, reducir la
respiración nos puede llevar a un estado muy agradable de relajación, de
acuerdo, pero ¿Qué ocurre cuando lo reducimos por debajo del umbral mínimo
necesario? Que se produce una hipercapnia y una hipoxemia (aumento de la
presión sanguínea de CO2 y disminución de la presión sanguínea de O2),
lo que nos conduce a una disnea, y eso nos lleva a aumentar bruscamente nuestra
BR, y con ello la relajación se va al traste, pues hemos sentido que nos
ahogábamos.
Vista esta exposición meramente sugerida como ilustración
hipotética, nos puede servir para comprender que ante cualquier esfuerzo existe
un mínimo VE sobre el cual podremos influir, y si logramos reducir
la BR lo suficiente como para reducir nuestra RPE, pero no lo suficiente como
para producir hipercapnia e hipoxemia, lograremos mejorar nuestra tolerancia al
esfuerzo desempeñado.
Como ya estarás intuyendo, en reposo nuestra capacidad de reducir la BR es notoria, pero aún así reducida, si estamos desempeñando un ejercicio las posibilidades de reducir la BR estarán sujetas a la intensidad de este, así pues, a mayor intensidad menor posibilidad de reducción de la BR (sin producir una hipercapnia e hipoxemia superiores a las ya de por sí generadas por el esfuerzo) como para lograr un beneficio en el rendimiento.
Ilustración 26. Extraída de Tello Cardaso, E. (2014).
RESPIRACIÓN NASAL, BUCAL Y EXHALACIÓN ACTIVA O FORZADA
Una de las formas más comunes de tratar de reducir nuestra
BR es por medio de la regulación de esta a través de la nariz, y, de hecho, existen
diversas técnicas de respiración en las cuales encontramos predominio nasal en
la inspiración y bucal en la espiración, pero, profundicemos en la importancia
de la respiración por la nariz.
La nariz desempeña un papel fundamental en la respiración:
calienta, humidifica y filtra el aire inspirado, además, cuando respiramos por
la nariz aumentamos la presencia de óxido nítrico (NO) en nuestras vías
respiratorias. Como curiosidad, el NO resulta ser especialmente importante en
nuestra respiración, pues tiene un papel fisiológico importante en la
regulación del tono vascular, la respuesta a la lesión vascular y a la hemostasia
(capacidad de un vaso sanguíneo para contener la sangre en su interior tras sufrir
una lesión), además actúa como neurotransmisor para los nervios no adrenérgicos
no colinérgicos y tiene importantes actividades antimicrobianas, inmunológicas
y proinflamatorias.
De forma análoga nos encontramos la respiración bucal, la cual se encuentra rodeada de contraindicaciones pues se relaciona con el desarrollo de diferentes patologías respiratorias como infecciones de las vías respiratorias superiores, rinitis y asma. No debemos olvidar que las personas presentan la capacidad de flexibilizar el uso de las vías respiratorias según demande la intensidad del esfuerzo realizado, pues la respiración bucal a intensidades elevadas resulta ineludible (se estima que a partir del 85% del VO2máx se opta por la respiración bucal), pero se ha observado que por medio de la respiración nasal se logran efectos positivos sobre el rendimiento, pues se logra una mayor resistencia al esfuerzo por reducción de la RPE y una mejor economía de carrera.
Aquí se plantea un listado de datos importantes para tener en cuenta sobre la respiración nasal:
- La respiración nasal es más eficiente que la respiración bucal en la humidificación, filtración y calentamiento del aire inspirado, lo que puede ayudar a prevenir la EID y las infecciones respiratorias.
- La respiración nasal también puede mejorar la función cognitiva, la evaluación emocional, la memoria y reducir la ansiedad.
- La respiración nasal puede suponer una reducción de la frecuencia respiratoria, una hipocapnia reducida y un aumento de la producción del óxido nítrico.
- A pesar de que la respiración nasal emplea una vía respiratoria más reducida, lo que resulta en un factor limitante en situaciones de alta intensidad, parece que se correlaciona con una mayor actividad diafragmática, esto podría ser una ventaja a largo plazo.
- En situaciones de alta intensidad, la respiración nasal incrementa el WOB y actúa como un factor limitante del rendimiento.
Además de valorar los aspectos positivos y negativos de las respiraciones bucales y nasales, no debemos dejar de lado los efectos que produce sobre nuestro organismo la retención del aire antes de ser espirado. La retención del aire es conocida como hipoventilación, y esta puede mejorar gracias al entrenamiento y el aumento en la tolerancia a la hipercapnia.
Cuando sostenemos el aire y se produce la hipercapnia, ésta
viene acompañada de una desoxigenación acelerada de la musculatura, y mejorar
la capacidad para tolerar esa hipercapnia puede ofrecer mejoras de rendimiento
entre un 3 y un 4%, además se produce un aumento del volumen del ventrículo
izquierdo que se asocia a una mayor capacidad de eyección y concentración de
hemoglobina (hasta un 30%).
Se ha demostrado que el entrenamiento bajo condiciones de
retención de la respiración produce efectos similares al entrenamiento hipóxico
en nadadorxs, pues aumentar nuestra tolerancia a la hipercapnia resulta de
mejorar nuestra sensibilidad a la presencia de CO2 en sangre, lo
cual retrasa la aparición del efecto Bohr, y con ello se logra mantener por más
tiempo una adecuada afinidad de la hemoglobina para transportar O2.
Ahora bien, entrenar la hipercapnia puede traer efectos secundarios consigo:
dolores de cabeza, lesiones pulmonares, síncopes, y daños neurológicos si se
realizan con demasiada frecuencia o de forma muy agresiva.
Una vez vistos las contraindicaciones y beneficios de la retención
de la respiración, muy propias de deportes como la natación, el buceo, u otros
deportes acuáticos, debemos echar un vistazo a la importancia de la espiración
y a su relación con nuestro rendimiento. Tengamos en cuenta, la inspiración
activa nuestro sistema nervioso simpático, mientras nuestra espiración activa
nuestro sistema parasimpático, lo cual induce inicialmente a pensar en buscar
respiraciones largas que nos garanticen una reducción del estrés, pero
profundicemos en ello.
La espiración se puede realizar de dos modos: bien como ocurre en reposo, sin ejercer presión sobre ella y dejándola suceder casi como resultado de la propia inhibición de la contracción de la musculatura inspiradora, o bien como ocurre cuando necesitamos forzar el intercambio gaseoso contrayendo con fuerza la musculatura espiratoria. A este último método se le conoce como exhalación activa.
Se ha encontrado que la manipulación de la exhalación durante
el ejercicio puede mejorar la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC), y la
eficiencia ventilatoria respecto de la producción de CO2 y el VO2.
La exhalación activa se relaciona con un mayor reclutamiento abdominal, el cual
podría ayudar a dividir la carga de trabajo respiratorio y retrasar la
aparición de la fatiga muscular ventilatoria a altas intensidades, pero este posible
beneficio aun requiere de ser más investigado. Además, se ha observado que las
exhalaciones activas pueden contribuir a un mantenimiento óptimo del LOV.
En relación con los flujos inspiratorios y espiratorios, la
exhalación activa produce un perfil de flujo asimétrico gracias a una
espiraciones más largas y controladas, lo cual se traduce en una presión máxima
inspiratoria superior a la espiratoria, lo cual podría producir beneficios sobre
la presión intratorácica, la cual es un limitador del gasto cardíaco
especialmente en ejercicios de alta intensidad. En la siguiente ilustración
podremos ver una pletismografía sobre ambos perfiles de flujo:
Ilustración 27. Extraída de la lectura principal de la respiración y el rendimiento.
Podemos comprobar grandes diferencias entre una respiración
con exhalación no activa y una activa, mientras el primer perfil ofrece un
perfil más o menos simétrico, en las exhalaciones activas observamos una clara
diferencia entre la duración de la inspiración y la espiración. En cambio, otro
detalle que sugiero a observar es como mientras la respiración normal presenta
un perfil muy estable y repetido, las exhalaciones activas muestran un perfil
más irregular y variable en el tiempo, y si bien inicialmente parecen mejorar
la amplitud de nuestra respiración, resulta curioso como al final ofrecen una
amplitud incluso más limitada.
Teorizando libremente, comprendo que las exhalaciones
activas pueden resultar beneficiosas en ciertos momentos de la actividad, pero
que su mantenimiento a lo largo del tiempo resulta difícil, y sugiero que podría
llegar a ser fatigante, pues el beneficio inicial de una respiración más larga
con su beneficio sobre la RPE, sostenido, puede llegar a producir una amplitud
más pequeña (tal y como se ve en esa pletismografía tomada en reposo), por lo
cual, me inclino a pensar que a la larga debe aumentar la EID, y con ello una
sensación de fatiga relativamente repentina que pueda afectar significativa y
negativamente a nuestro rendimiento.
Debo reconocer que durante el estudio de la presente lectura se han tratado resultados obtenidos de un estudio realizado sobre la respiración con exhalación activa en ciclismo, y según sus datos se mejora en casi un 2% la frecuencia cardíaca y se retrasa la aparición de fatiga, pero esto fueron datos de un estudio de 1987 y desde entonces no ha habido estudios que hayan replicado los efectos observados, por lo que desde mi perspectiva considero que falta contrastar más esta información.
Otra de las observaciones, y esta de un estudio mucho más reciente, 2019, es que la respiración con los labios fruncidos podría combinarse para aprovechar los efectos ergogénicos de la presión positiva espiratoria, la cual es especialmente relevante cuando se hace ejercicio a alta intensidad o altitud. Siguiendo en la línea de observaciones de dicho estudio, las exhalaciones forzadas benefician la circulación y la oxigenación periférica y central, especialmente en la hipoxia, probablemente causada por un aumento de la presión alveolar y la hiperperfusión resultante. Cuando se usa de forma intermitente, esto puede permitir aumentos marginales en la pCO2, lo cual reduce la aparición del efecto de Bohr (pérdida de afinidad de la hemoglobina para captar O2 derivada de la hipercapnia). Esto puede ser especialmente relevante para personas y situaciones predispuestas a la hipocapnia, como el ejercicio intenso y la hiperventilación.
RESPIRACIÓN COMO FACTOR LIMITANTE
Tal y como estamos pudiendo observar, nuestra respiración
tiene límites durante el ejercicio, tanto por espacio disponible a emplear,
como por capacidad muscular para dinamizar nuestra respiración, además de por
las capacidades de intercambio gaseoso que presenten nuestros alveolos, la
adaptación de la frecuencia cardíaca a las posibilidades respiratorios, y un
largo etc., de esta manera, podemos comprender que la respiración será un factor
tan contribuyente como limitante para el rendimiento. Pero vayamos más al
detalle.
Se ha observado que, si bien el sistema respiratorio de individuos sanos está adaptado para las demandas del esfuerzo asociado al ejercicio, a partir de esfuerzos que requieren un 80-85% de VO2máx el sistema respiratorio limita el rendimiento por:
- Desaturación de oxihemoglobina arterial.
- Trabajo muscular ventilatorio excesivo.
- Aumento de la presión intratorácica que afecta al gasto cardíaco.
Además, todo esto se relaciona con un fenómeno conocido como
‘robo de sangre’. Este fenómeno describe la situación en la cual nuestro
organismo redistribuye la circulación sanguínea, por medio de una vasoconstricción
y vaso dilatación selectiva, para ofrecer mayor cantidad de sangre a los
músculos implicados en el ejercicio. El ‘robo de sangre’ resta sangre a los
riñones, el cerebro y otros órganos (incluidos en casos muy acusados el propio
corazón), para asi satisfacer las demandas de los músculos. Como no puede ser
de otra manera, nuestros músculos respiratorios también requieren de energía, y
por lo tanto se aprovecharán de este robo de sangre para poder seguir funcionando.
Otro fenómeno fisiológico muy importante, y que se relaciona
con la imagen que evaluábamos anteriormente sobre la relación entre la
intensidad del esfuerzo y la adaptación respiratoria, es el de la hiperinsuflación
dinámica respiratoria. Este fenómeno da explicación al hecho de que durante
ejercicios de máxima intensidad no se exhala por completo el aire inhalado, lo
cual lleva a un incremento del LOV progresivamente.
Conforme nuestro LOV aumenta, nuestra capacidad muscular para contraer la caja torácica y exhalar el aire se ve limitada, y esto se acompaña de un incremento de la frecuencia cardíaca. En base a ambas situaciones, nos enfrentamos a una más que probable pérdida de rendimiento en el ejercicio. Pero hay más detalles a observar.
En los momentos de alta intensidad, nuestra BR aumenta mucho,
nuestro LOV también, esto deriva en que un gran volumen de aire circula a muy
alta velocidad por los conductos de nuestras vías respiratorias, y es entonces
cuando nos topamos con un límite que deriva de una las leyes de la física más
reconocidas en la dinámica de fluidos: el efecto Venturi.
El efecto Venturi, explicado de una forma sencilla, expresa
que el flujo de un fluido en un conducto presenta una velocidad y una presión
inversamente proporcionales entre sí, pues, cuando aumenta la velocidad
disminuye la presión del fluido sobre las paredes del conducto, y cuando disminuye
la velocidad la presión de ese fluido aumenta. Teniendo esto en cuenta, podemos
entonces comprender la siguiente observación: cuando el flujo de aire se
compone de un gran volumen y velocidad de este, la presión sobre los conductos
respiratorios desciende, lo cual hace que estos tiendan a estrecharse y
dificulten el paso del aire, por lo cual se limita la capacidad para poder
mantener ese ritmo respiratorio.
Esta observación nos permite comprender porqué en la primera imagen que analizábamos, sobre la respiración y la intensidad, a niveles muy intensos nuestro sistema respiratorio no se llega a valores máximos de VT, pues, el propio efecto Venturi nos limita esa posibilidad de llegar a grandes volúmenes y velocidades conjuntamente. Además, esto facilita el problema de la hiperinsuflación dinámica recientemente comentada, la cual también es congruente precisamente con esa misma imagen referenciada.
CASCADA DEL CICLO LIMITANTE RESPIRATORIO
Como bien estamos observando, existen muchas interrelaciones
del sistema ventilatorio con otros sistemas y situaciones que lo convierten en
un sistema tan contribuyente como limitante para el rendimiento, y por supuesto
surge la necesidad de intentar desenredar el entramado que supone. Vamos a
tratar de representarlo de una forma gráfica que nos ayude a entenderlo con
otros ojos.
Ilustración 28. Extraída de la lectura principal de la respiración y el rendimiento.
Y cuando lo representamos gráficamente, queda claro, la gran
enredadera vista hasta el momento era justa a la realidad, muchos factores se
interrelacionan y afectan sobre la relación respiración-rendimiento. Ahora,
vamos a tratar de hacer lectura de este esquema tan representativo.
Comencemos desgranando el esquema pequeño, el aumento en la
disnea y las emociones negativas reduce nuestro rendimiento. Esto no es ni
baladí ni superfluo. La disnea es el fenómeno fisiológico por el cual
percibimos que nos falta el aire en momentos de alta intensidad, esto nos
produce la sensación/percepción emocional de que la intensidad del ejercicio es
superior a nuestras capacidades cuando son esfuerzos muy intensos, y aumenta
nuestra disnea inconscientemente. Se ha observado, que la influencia entre la
disnea y la percepción del esfuerzo sobre el rendimiento es mucho más significativa
de lo que pudiera parecer a primera vista, pues ocurre a veces que las personas
cesan su actividad antes por la disnea y su percepción del esfuerzo, que por
una necesidad real energética o muscular. Este factor se observa especialmente
en personas no entrenadas o con poca experiencia deportiva.
Analicemos ahora el esquema grande. Cuando incrementamos nuestro VE, incrementamos la actividad de la musculatura respiratoria, con ello logramos un aumento en la BR, que afecta sobre el flujo ventilatorio en nuestros conductos respiratorios, y produce taquipnea.
La taquipnea hace referencia a la aceleración/velocidad de
nuestra frecuencia respiratoria, en esfuerzos máximos la aceleración de nuestra
respiración se exagera, y se puede derivar en la hiperventilación la cual
deriva de un grado de histeria sobre la disnea. Además, esto conlleva una
hiperinsuflación dinámica, recordemos, fenómeno por el cual se exhala menos de
lo inhalado, y por lo cual la renovación del aire es aún más imparcial de lo
que ya lo es de forma habitual, lo cual puede derivar en hipercapnia e
hipoxemia. Pero no nos adelantemos, sigamos con el esquema.
Esta hiperinsuflación dinámica deriva en un aumento de la
presión del volumen pulmonar y con ello una mayor fatiga de la musculatura respiratoria,
lo cual viene acompañado de una mayor demanda de la propia musculatura y
capacidad respiratorias, que a la postre supone un mayor trabajo para el
sistema respiratorio.
Analicemos ahora la relación entre ambos esquemas. Como
veíamos se produce una situación de taquipnea, esto se relaciona directamente
con la disnea. Observemos que, cuando se acelera nuestra respiración nuestra
percepción sobre la falta de aire acompaña a dicha aceleración, especialmente
en personas poco entrenadas. Por otra parte, nuestra musculatura respiratoria,
como comentábamos, también se fatiga durante el ejercicio, por lo cual se
reduce el rendimiento.
De este modo vemos la interrelación de los esquemas, la aceleración de la respiración nos produce disnea, y el cansancio de la musculatura respiratoria nos produce una pérdida de rendimiento. Todo en conjunto afecta sobre nuestras emociones/percepciones sobre el ejercicio, afectando a nuestro rendimiento.
Si has sido observador(a) te habrás fijado de que hay una
cosita del esquema que no he mencionado, mantén la calma, no lo he olvidado,
simplemente he preferido dejarla para el final. El efecto metaborreflejo. Este
es un efecto fisiológico que resulta en la fatiga muscular respiratoria que
limita el rendimiento, se produce por la acumulación de metabolitos en esta
musculatura, como el propio lactato, la cual provoca una vasoconstricción
periférica regulada por nuestro sistema nervioso autónomo, concretamente el
simpático.
Es decir, por si no teníamos bastante con observar el
lactato en nuestros músculos encargados de hacernos correr (o el esfuerzo que
sea), nos hemos de parar a observar que la musculatura respiratoria, a intensidades
elevadas de esfuerzo, también acumula lactato, y con ello su acción se inhibe
cuando dicha acumulación es significativa para ello.
Ilustración 29. Extraída de Sauleda Roig, J. (2006).
ENTRENAMIENTO DE FUERZA RESPIRATORIA Y ASMA
En los últimos años se ha extendido
la comercialización de productos que pretenden ayudarnos a trabajar nuestra
musculatura respiratoria, como mascarillas que nos fuerzan la respiración y
otro tipo de dispositivos de respiración resistiva. Sobre sus efectos en el
rendimiento se considera que faltan más estudios que contrasten su capacidad
para producir mejoras, pero los primeros resultados parecen prometedores, pues
en esfuerzos al 60% del VO2máx se induce hipoxemia sin aumentar la
RPE, lo que sugiere que a misma percepción de esfuerzo estamos mejorando
nuestra tolerancia a situaciones de bajada de presión de O2 en
sangre y esto se sugiere como un indicador de futura mejora sobre el rendimiento.
Por otro lado, el asma se presenta
como una patología crónica de los pulmones cuyo resultado es la inflamación y
estrechamiento de las vías respiratorias como resultado a la exposición de alérgenos,
humo, contaminación y desencadenantes similares. El asma, hasta día de hoy, se
ha visto mejorado (no curado) gracias a la práctica de ejercicio de
intensidades moderadas con regularidad y ejercicios de control respiratorio, también
se ha encontrado resultados prometedores (que aún requieren de más
investigación) en la paliación del asma por medio de entrenamientos con
protocolo HIIT.
Algunos estudios recientes han encontrado resultados positivos en el uso del entrenamiento de fuerza respiratoria en personas con asma, mejorando su presión de inspiración máxima, una reducción de la disnea y una mejora significativa en su rendimiento.
CONCLUSIONES Y EXPERIENCIA
PERSONAL
Si has llegado hasta aquí, seguro
que tienes dudas y conclusiones, casi a partes iguales. Por una parte, podemos
concluir de forma clara que la respiración influye siempre en nosotrxs, tanto
en reposo como en el ejercicio. Por otra parte, nos quedamos con la duda de ¿cuál
es realmente la mejor manera de respirar? Y la respuesta es, como siempre,
depende.
Si nos enfrentamos a una situación
de alta intensidad la respiración diafragmática hemos de tenerla muy entrenada,
y aún así no está claro que vaya a ser beneficiosa. Si nos enfrentamos a una
situación de intensidad moderada, la respiración torácica parece inducir el
cansancio antes…
He tratado de aplicar la
estrategia de las zancadas totales impares por ciclo de respiración (inspiración:
retención: espiración) 3:2:4, 3:1:5 y 4:2:5, no me he sentido bien con ninguna
en concreto, mi falta de adaptación al uso de estrategias tan concretas las
hace ineficiente, intenté fijarme en cómo de forma natural respiro según el
número de zancadas, y vi una anarquía absoluta, la única relación la encontré con
la intensidad, a intensidades bajas encontré o la 3:1:5 o la 4:2:5.
Por otra parte, probé a tomar conciencia de la respiración diafragmática y de las exhalaciones activas. La respiración diafragmática se me hizo ineficiente, de hecho tuve flato en seguida, imagino que por falta de adaptación a ese tipo de respiración, en cambio debo decir que a bajas intensidades esa forma de respirar, aunque no me era natural, la podía soportar con cierta comodidad y la impresión fue positiva.
En relación con la exhalación
activa, sentí que se reducía la RPE tal y como se menciona en los estudios, de
hecho, me llamó la atención en el momento inicial de aplicarla, sentí que el
esfuerzo era significativamente menor, pero, a las 5 o 6 exhalaciones activas, sentí
disnea y necesité acelerar el ritmo respiratorio. No me desilusioné, probé
exhalaciones activas algo menos largas, encontré en esos casos una reducción
instantánea menor de la RPE, pero más capacidad para sostenerla, de ahí que
probando, observando y razonando, llegué a la conclusión propia de algo que
expuse durante el artículo, nuestro cuerpo sabe lo que necesita para rendir a
un nivel de intensidad, cuanta mayor sea la intensidad menos posibilidades de
reducir la respiración habrá, por ello en reposo dominar la exhalación activa
es ‘fácil’, pero a mayor intensidad menor posibilidad de modificar la
respiración sin alterar el rendimiento negativamente.
Me falta trabajo, soy consciente, hasta pasados unos meses de trabajo sobre la respiración no puede haber mejoras, llevo muchos años corriendo con una respiración ‘libre’ y domar la respiración no va a ser tarea sencilla. Concluida esta entrada, ha sido realmente revelador para mí darme cuenta que la respiración no es un proceso tan sencillo como coger y soltar aire, de forma más rápida o lenta, profunda o superficial, que va, para nada. La respiración es el resultado de muchas interacciones fisiológicas en nuestro organismo, no solo de si movemos un músculo de una manera u otra o hacemos tantas zancadas y mágicamente respiramos bien.
Sobre la respiración existen
estudios, sobre las patologías que rodean a la respiración existen estudios,
pero se debería hacer mucha más investigación, pues existen muchos momentos que
necesitan de su regulación y seguro quedan infinitos detalles y matices a
averiguar sobre la respiración y su influencia en nuestras capacidades.
Espero y deseo que haya sido tan agradable la lectura como para mi lo ha sido la escritura, nos vemos en la próxima. Puedes encontrar más contenidos en este mismo blog, en el grupo de Telegram: t.me/SimplyRunCommunity o en Twitter: @SimplyRunner.
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